jueves, 2 de junio de 2011

Espejito, Espejito

No muchos se dan cuenta de lo primordiales que son los espejos en nuestra vida. Sin ellos, no tendríamos concepción alguna de nosotros mismos, iríamos por la vida sin saber cual es nuestro rostro, dependientes por completo del concepto de otros.
No tendríamos ninguna libertad propia para decidir quienes somos. Cualquier sujeto nos diría un día “Eres Pelirrojo” y tendríamos que creerle. Al día siguiente otro nos diría “eres mas feo que una mula” y también tendríamos que creerle; terminaríamos siendo una mula pelirroja.

Es por eso que me rodeo por completo de espejos en este pequeño hogar, para siempre al dar la vuelta en una pared, cruzarme conmigo mismo. Contemplar mi cabello rubio, mis ojos azules, mi nariz respingada, y decirme “Ese es Jhon Rozen; el mejor fabricante de espejos artesanales del condado, y nadie lo puede negar. Ese soy yo, ese es mi rostro”.

De esta forma me siento libre de todos los demás, me siento poderoso y dueño de mi destino. Yo soy yo, no dependo de nadie para saberlo.

Mi vida transcurría de esta forma tranquila. Lujos y comodidades de una creciente clase burguesa, cristales pulidos con bellos marcos, ubicados en las habitaciones de la más alta realeza; Pequeños móviles de cristal adornando cada puerta, inclusive espejillos ocultos disimulados en las empolvaderas de las importantes señoras. Todos salidos de mis manos, todos esos espejos privilegiados para mi no eran otra cosa que yo mismo, sonriéndome en cada puerta, en cada rincón, felicitando mi astucia en cada venta, en cada éxito.

Mientras me tuviera a mi mismo, reflejado en el cristal, podía enfrentar al mundo.

Por ese amor a mi oficio fue que encontré muy curiosa una simple atracción de feria ambulante que un día se cruzo en mi camino. El espectáculo era muy simple, consistía en una serie de espejos deformados ligeramente, con pequeñas curvaturas que distorsionaban la imagen que regresaban. No ignoraba esta propiedad de los espejos, evidentemente, pero no recordaba nunca que alguien la hubiera ocupado con el explicito propósito de la burla.

Continuaba mirándome en aquellos espejos deformes. En algunos me veía más gordo, más flaco, mucho más alto, con cabezas enormes, en fin; todo tipo de bromas de imagen.

- muy bonito – Le dije al encargado del show con una sonrisa – pero, la verdad es que es un poco simple. Yo mismo soy artesano de cristales y esto es algo que lograría en menos de un día en el taller.

- oh, en ¿verdad? - respondió este. Era un joven algo extraño, de largo cabello negro y ojos suspicaces, vestido con un traje oscuro – quizás debí sacar el mejor material. No tenia idea de que recibiría críticos severos en este condado.

Me intrigo esta afirmación sobre mejor material y pedí que me lo mostrara. Al principio se negó, diciendo que estaba en la trastienda y no podía abandonar los espejos en exhibición. Por supuesto, una decente suma de dinero y la promesa de que pagar cualquier daño a los espejos termino por convencerlo.

Me llevo serio hasta una carreta alejada del resto, y con dificultad pasamos los dos en esta, el esbozando una misteriosa sonrisa. Dentro, estaban alineadas estrechamente varias filas de espejos. Sin embargo, lo primero que note, es que estos espejos no tenían deformación alguna, estaban rectos, y parecían ser completamente normales.

- ¿estas seguro de que este es tu mejor material? – le pregunte extrañado

- por completo. Vamos, acérquese un poco mas a ellos, colega.

Hice como me dijo, me quede mirando fijamente al espejo frente a mi, pero este me devolvía mi imagen sin alteración alguna. Era simplemente yo, mirándome en el cristal como tantísimas otras veces.

- no veo el chiste – le dije

- Mire bien – me respondió.

Casi en instante que lo dijo, decidí pasar mi mano frente al reflejo para ver si el movimiento causaba alguna alteración. No lo causo, pero note algo. Mi mano se veía mallugada en el reflejo, llena de cayos y pequeñas heridas además de quemaduras. Si bien es cierto que mis manos de artesano no eran precisamente finas, las cicatrices de mi mano en el espejo, eran unas completamente diferentes a las de mi mano real.

- ¿pero como…?

No termine mi pregunta cuando mi anfitrión retiro con un movimiento inusualmente ágil el espejo frente a mi, revelando otro diferente. Esta vez tuve que retroceder algunos pasos.

Era yo en el espejo, no había duda, pero me encontraba completamente desnudo en el reflejo. Intente cubrirme al instante y por inercia, pero mi tacto percibió al instante mi pantalón.

- ¿sorprendido tan pronto colega? Pero le aseguro que usted también es capaz de hacer esto en menos de una hora en el taller – se mofo el muchachillo de feria, a la vez que retiraba el espejo.

El siguiente espejo me mostro con unos sesenta años de edad aproximadamente. Mucho más viejo, lleno de arrugas y pelo blanco pero con rasgos inconfundibles de que el anciano con mirada estupefacta en el espejo era yo. Aun no podía reaccionar cuando este espejo fue retirado y tuve que bajar la vista para encontrarme con un yo infantil que reproducía mi exacta vestimenta y expresión.

No se me dio tiempo a descansar cuando se volvió a cambiar. Una y otra vez, mostrándome a mi mismo en facetas cada vez más diferentes; una vez con mis ropas de trabajo, otra con instrumentos que jamás había utilizado y que parecían mas propias de un juguetero, otra con ropas extranjeras, con ropas que jamás había visto. Mi mente trataba de buscar una explicación, creía que eran pinturas pero estas reaccionaban exactamente a mis movimientos, también tuve que descartar la idea de actores detrás de los marcos de inmediato pues era completamente impráctica, y de no serlo, estas personas serian casi dobles exactos míos, solo que diferentes al mismo tiempo.

El reflejo siguió cambiando, haciéndose cada vez un poco más ajeno a mí. Mostrándome con cabello negro, con ojos grises, si fuera moreno, si fuera más musculoso, si mi nariz fuera de otra forma. En lo que pareció ser un momento climático me mostro como un joven oriental, con cabello negro despeinado, gruesas gafas y ropa que no reconocí en absoluto. Sin embargo, en este reflejo por primera vez me fije en la otra figura que estaba junto a mí, la que cambiaba los espejos. Su reflejo me hizo dar un respingo, pues era el de un hombre en tuxedo, con una cabeza de conejo. El pareció notarlo, pues de inmediato corrió un velo sobre los espejos, y me sonrió.

- ¿Qué le parece? Espero que estos espejos con truco hayan sido un poco más entretenidos para usted.

Seguía un poco estupefacto, mirándole sin poder creer lo que había visto, recordando el hombre conejo que acababa de ver.

- ¿En verdad es posible hacer algo asi con los espejos? Porque siento que lo que eh visto allí, es sorprendente pero no tiene nada que ver con el reflejo.

- oh no, le aseguro que todo es por mera obra de los espejos – Me respondió – todos los espejos tienen pequeñas curvas e imperfecciones; todos los espejos reflejan un mundo diferente, no hay alguno que en verdad muestre fielmente la realidad al cien por ciento. Usted como artesano debería saberlo. Estos espejos simplemente fueron modificados, para emitir otro tipo de reflejos, pero todos proyectaron la misma cosa, a usted.

No pude dormir aquella noche. Las palabras de aquel joven seguían comiéndome la cabeza. Quizás cualquier otra persona las habría olvidado rápidamente, pero para mí, que los espejos eran la estructura de mi vida, de mí ser; no era algo que pudiera olvidar tan fácilmente.

¿Había vivido siempre engañado? La persona que siempre me saludaba alegremente desde los cristales, ¿no era en realidad mi persona? Seguía diciéndome a mi mismo que aquellos espejos habían mostrado cosas diferentes por lo mismo que el joven conejo dijo “Pequeñas curvaturas y malformaciones” Pero, de ser así, ¿que me aseguraba que mis propio espejos, que no lucían diferentes a los suyos, eran la realidad? … “Ningún espejo muestra fielmente la realidad al cien por ciento” Sus palabras rondaban mi cabeza, y por mas que buscaba, no hallaba razón lógica que las acallara.

Regrese a la feria al día siguiente, solo para encontrar como empacaban todo y estaban a instantes de partir. Con trabajos localice al joven de nuevo y le pedí, mejor dicho, le exigí de una forma quizás muy agresiva, que me explicara el secreto de sus espejos.

- ¿de verdad no lo sabe? – me dijo el, causando simplemente que mi puño se cerrara un poco mas – esta bien, esta bien… - volteo a ver el coche que estaba por dejarlo – no se lo puedo explicar aquí, solo puedo darle el principio que lo guiara a descubrir el secreto por usted mismo. Construya una camara de espejos, donde pueda caber de pie y le sobre espacio, no deje ningún espacio interno sin cubrir, ni arriba ni abajo y no agrege marcos, ningún lugar donde colocar la mirada aparte de usted mismo. Entre allí, y espere…

Se escapo de mi mano ágil cual… conejo, y desapareció dejando este mensaje críptico. Por supuesto que sabia, que al poner de frente dos espejos, se genera una especie de túnel oscuro, donde cualquier cosa que se ponga en medio, se duplicara hasta el infinito. Pero no tenia idea de la imagen que se podría formar, estando cubierto por completo de reflejos; flotando en una especie de vacio.

No detallare las horas que me llevo construir la caja… y tristemente tampoco tengo el valor de hablar de las horas que pase dentro de ella, ni lo que me encontré allí. Es algo que aquellos que quieran seguir mi historia, deberán buscar por si mismos.

Pero aprendí el principio del cual me hablo aquel extraño joven que no volvería a ver en muchísimo tiempo. Aprendí un poco, de la verdadera naturaleza de los espejos y comencé a implementar este nuevo conocimiento en mis propias creaciones.

Desde luego que no fue suficiente simplemente conocer la verdad. Tuve que seguir investigando, indagando; desenterrar conocimientos que hacia siglos se creían obsoletos y oscuros, alquimia, magia. Sacrifique mucho, di muchas cosas a cambio, me entere de cosas que nadie mas conocía, le di un nuevo enfoque a mi vida, mientras me mantenía siempre en esa eterna búsqueda, de cual era mi verdadera imagen. Mi verdadero ser.

Después de un par de intentos logre reproducir el efecto que vi por primera vez en aquella feria. Para cuando lo logre, habían pasado un par de años, los recuerdos se me hacían difusos y mi curiosidad, se había tornado en una gran obsesión. Estaba al borde de la quiebra y quizás de la muerte, si no hubiera encontrado formas de evadirla, en mi búsqueda del conocimiento.

Tristemente, lograr reproducir el efecto, captar esos matices de mi persona, esos reflejos de luz distante, no me produjo ninguna satisfacción. Pues aquellos tampoco eran mi ser por completo, aquellos tampoco eran del todo yo, y seguía siendo, volvía a ser, una masa sin forma, sin esencia, sin relevancia alguna en el enorme mundo. Una luz difusa flotando en la oscuridad como en las interminables noches dentro de la caja, con múltiples formas, pero sin verdadero rostro.

Contemple la muerte por un tiempo. El conocimiento al que me había llevado el morbo de la curiosidad ahora no me dejaba en paz. Miraba a mi alrededor y sabia que todo eso era una mentira; que el enorme mundo, la maquinas edificios y negocios importantes de los que tanto se ufanaban mis semejantes, no tenían ninguna importancia, eran inútiles, vacios, irrelevantes. Que todo este mundo, no era sino una hoja que se marchitaba, y en cualquier momento caería, y no teníamos ni idea, de lo que era el árbol. Me daba asco no saber, no poder asomarme mas que solo un poco mas allá, estar, sin estar.

Hasta que me decidí. Así desafiara a dios mismo, así me costara la vida, yo contemplaría mi verdadero reflejo, yo sabría, cual es la verdad. No solo el reflejo mío en este mundo, ni en el de los sueños, ni el de el futuro, ni el de otros mundos. Contemplaría mi reflejo, universal, mi verdadera y única forma.

Nadie pudo guiarme en mi camino esta vez. Nadie se había atrevido a lo que yo, todos se conformaban con espejos que mostraran el futuro, que mostraran espectros distantes. Estaba solo, y no me importo. Di la vida, di mi alma, y di muchas mas vidas, di sueños y arranque ramas al árbol mismo del edén. Con tal de buscar, la verdad.

¿Cuánto tiempo había pasado cuando termine? ¿Siglos?... ¿habían terminado un par de mundos, no es así? Ya no existía Jhon Rozen, el amado artesano del condado. Ahora solo era Rozen, el malvado brujo de las leyendas para dormir. Y no me importaba, mi nombre no me importaba más. Estaba tras algo mucho más trascendental para saber quien era en realidad.

Y ante a mi, finalmente, se erguía magnifico, enorme cristal pulido, sintetizado tras siglos, de las mismas aguas del mar del inconsciente. Aquella definitiva ventana a la verdad, esperando que me colocara frente a ella, y me asomara.
Temblando me acerque a contemplar. El solo recordar lo que vi, me hace estremecer como si estuviera por deshacerme. Mi reflejo, mi verdadero reflejo, era una figura femenina, tan hermosa y tan perfecta como no existe otra. Era la madre de todos los posibles yo, era el futuro y el pasado en sus ojos, en sus manos todas mis posibilidades cumplidas, todo aquello que podía ser, se resumía en su abrumadora belleza, capaz de destruir el corazón, aunque al mismo tiempo, de generar siempre abundante y abrumadora vida. En su boca todo el conocimiento, en su piel hasta el mas mínimo placer, la risa de una niña, el mas delicioso te, la sensación de vuelo, la mas hermosa nota de violín; y a la vez en su porte traía la muerte, el amor desesperado, el odio y la eternidad misma. Era lo más maravilloso que jamás podre contemplar, y era yo mismo, era mi Alicia a través del espejo... Quería abrasarla, quería tenerla conmigo, fundirme con ella, perderme en ella. Mi desesperación, me hizo cometer el error mas fatal que jamás se ah cometido.

Comencé a rasgar el espejo que había creado, en un intento por acercarme a ella. Como es de esperarse, mi Alicia, mi reflejo, imito mis movimientos, golpeando de su lado del espejo… golpe a golpe el trabajo de toda mi existencia, el irremplazable e irrepetible milagro que había logrado, se fue resquebrajando.

En un grito de dolor, mi espejo final, estallo en pedazos. Dejándome solo en el mar de los sueños, sin nada, sin esperanza alguna; habiendo roto yo mismo, lo más hermoso que jamás había visto.

- Verla de nuevo… cualquier cosa, por verla de nuevo, por repetir el milagro imposible, e incapaz de reproducirlo de nuevo, aun con toda la eternidad…

Solo me quede, lamentando la debilidad, de lo poco que me quedaba de humano. Finalmente había contemplado la verdad, y lo que hice fue destruir mi ventana. ¿Había valido la pena?... ¿Por qué me sentía ahora, incluso mas vacio? En lugar de haberme sabido satisfecho con verla, me sentía más desesperado. Anhelaba, poder vivir a su lado… haber llegado a su lado. Cruzar el espejo.

Fue entonces, cuando el se apareció de nuevo, saltando como conejo que era, alegre y burlón, arlequín y comodín en múltiples países de las maravillas. Podría haberle preguntado porque me había elegido a mi, podría haberle reclamado, quizás incluso podría haberle hecho pedazos, si tuviera una leve idea de la naturaleza de ese ser. Pero me sentía simplemente devastado por el paraíso perdido.

Hasta que vi su pata enguantada, extenderme un pedazo de cristal brillante, un fragmento de mi espejo.

- Un Espejo roto son 7 años de mala suerte. Pero tener rachas de mala suerte, nos enseñan a apreciar la buena. Solo podemos definir la paz por medio de la guerra, y es por eso que se dice, que vivir...

El pedazo de cristal emitió un destello, y fue cubierto con una especie de ondas que reconocí como un nuevo conjuro alquímico. Las palabras cubrían el cristal cual si fueran pétalos de rosa… Una Rosa Mística...

- … Es luchar – concluyo el demonio de Laplace al ver que aceptaba su nuevo obsequio. Se incorporo, y me miro altanero – Si buscas traer a la vida, la niña que viste en el espejo, te quedan muchas luchas por pelear. Y para empezar, necesitas tu espejo como un portal… mira, mira, se ah partido exactamente en 7… Un pedazo, por cada año de mala suerte.

- ¿Cómo? – Le grite – el espejo no puede ser reparado. No hay forma de volverla a ver…

- Pero ya la haz visto, haz visto su reflejo, los pedazos de tu espejo, cada uno toco un poco de su imagen. Es momento de dejar de depender de los reflejos, y buscar tocar en verdad, traerla en verdad, ¿no es así? – Me respondió misterioso el conejo
– tienes el reflejo de la niña, pero te falta una niña que poner frente al espejo, ¿No es así?

- Canalizarla… canalizar su forma a través del espejo … y a través de una niña recipiente… no soy capaz de hacerlo, no puedo crear seres humanos, no… - justo al darme la vuelta, el conejo volvió a encararme, extendiendo ante mi, una muñeca, desnuda y maltrecha.

- pero un pedazo de cristal, no lograra canalizarla entera… necesito reparar el espejo, y eso es imposible…

- ¡Igual hay que tratar! La victoria es de los arriesgados… tienes 7 cristales, 7 oportunidades, 7 años de mala suerte, 7 intentos fallidos… no te rindas querido artesano, la victoria es de los que luchan… vivir es luchar, recuerda siempre…vivir es luchar… - mientras decía esto, se fue alejando flotando hacia atrás, dejando la incógnita de sus palabras en el aire.

Y a mí sabiendo, que una nueva historia, apenas comenzaba. Una en la cual, quizás no era ni siquiera, el titiritero principal…

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