lunes, 26 de abril de 2010

Luto...

Otra de esas miles de tardes efímeras, la posible respuesta llegó a mi mente; el porque de mi gradual decadencia, o cuando menos uno de los factores.

La verdad es que no me eh dado un tiempo de luto en no sé cuanto tiempo. La verdad es que no recuerdo un tiempo verdaderamente largo de tristeza y depresión, un momento en que en verdad todas las cosas se volvieran grises y se cayeran a pedazos, para después de mucho tiempo flotando en los charcos de sangre, volvieran a rearmarse gradualmente. Los estallidos han sido tan intensos como efímeros, los llantos que ah habido en este periodo de tiempo han sido drámaticos cuando han llegado, pero se olvidan a los 10 minutos. Nunca se les ah dado un tiempo de reflexión, y aun hoy en día, cuando llegan a colarse aquellos escasos momentos de absoluto silencio, empiezan a querer murmurar desde el lejano pasado; para ser de inmediato acallados con música, con películas o con decenas de combos de YuGiOh (ahora vez porque tengo tantos decks?)

Parecerá muy bonito no haber estado triste todo este tiempo, haber mantenido esa filosofía espiralica (yo y los fans de Gurren Laggan me entienden) de hacer todo a un lado como si nada y seguir adelante. Pero como diría la canción, llega un punto en la corretiza, en que ya no sabes si vas a tras algo o simplemente estas huyendo. Y hoy, el día en que me daré de baja de la carrera, creo que la respuesta es obvia.

Nunca eh guardado un minuto de silencio por la infancia perdida, ni siquiera creo haber admitido que se fue.
Nunca eh guardado un verdadero minuto de silencio por las pequeñas cenizas blancas, por mucho que me averguenze decirlo
Ni en broma me eh dado el minuto de silencio por mi primer amor que yo mismo destrocé, por la musa presente en todos mis escritos y a la cual di la espalda.
Nunca me eh dado un minuto de silencio, por mi mismo...