jueves, 22 de diciembre de 2011

Catrina


Catrina, catrinita mía; que me observas desde la llama
Te quedo mal en nuestra cita, se pospone.

Catrina, catrinita mía, que me miras, y me miras
y me extiendes la mano. Bien que sabes cabrona,
                                                                        mis desdichas

Catrina, catrinita mía, ¿que no vez que la amo?

Catrina, catrinita mía, aunque yo sé que no pertenezco

Catrina, catrinita mía, aunque sé que nada merezco

Te quedo mal.

Y me miras, y me recuerdas tanto.
Me acentúas mi naturaleza OoPArt
Me reempujas pa' que me mueva
Y me dices más y más que no jalará
que no somos de acá
que no sabremos que hacer
que cazamos mutaliscos

Catrina, catrinita mía, que arde en aquella flama
y me quema los pulmones
me quema la vida

¿Que no vez que la amo?

No se enojen

No te creas, que me acuerdo bien de la ultima vez
tenías muchisimas ganas de enamorarte
y una parte de mi no se la cree que no sea de mi

Pero tienes tanto de eso que dar
tienes tanto de ti, y eres tan tu
que tengo miedo de a quién le vaya a tocar
le tengo envidia, y al mismo tiempo, lo encomiendo a dios

palomita, palomita arauna, mi arca de recuerdos
mi santuario al que no eh podido jamás regresar.

canta por tu alma, avecilla, canta y vuela
vuela más hallá de mí, pero no me olvides
aunque estemos lejos, aunque pasen los años
reza por mi alma de pecadores.

Araunilla se feliz
se feliz y siempre fuerte.
que aunque ya amiga siempre,
 no te saldrás de mi corazón.

Y quizás espero, ya pronto
volver a verte

El Pacto de las 4 Am

 Hairo ah evolucionado! Ahora es capaz de pactar con hermanas mayores. Resultó que el secreto de la cuarta hermana, era que se rehusaba a ser vista por un yo flojo y bohemio, que descansado y ocioso sólo quería verla para sentirse que no estaba sólo. La cuarta hermana no soportaba eso, la cuarta hermana sólo se dejaría ver cuando estuviera sobre-cafeínado, deseando dormir, y sin embargo, terco, apasionado; jurando por las divas terminar aquel diseño, aquel escrito; o dejarse de llamar Jose Francisco Juarez Vazquez (Nombre falso en caso de que las cosas no salieran acorde). Cuando levanté la vista de los planos, las pinturas y pegamentos, me di cuenta de que ella ya estaba a mi lado, y quién sabe ya cuanto rato, cuantas noches no llevaba allí.

 Las 4 Am sólo llegan por tanto, cuando se cumple su propio pacto. No se las puede conocer ocioso, no se las puede ver deprimido, para abrazar las 4 Am (número de la muerte para los orientales) se debe tener una ofrenda de esfuerzo, una taza de café que diga (I <3 Desing) y la afirmación de que "mi generación tiene cosas más importantes que hacer que dormir".

 Ahora no necesariamente debo estar trabajando, el pacto esta hecho, las 4 Am son accesibles, y se conforman con verme creando, mi transformación en lechuza esta completa, e incluso el amanecer ya es fácilmente contemplable (aunque no tiene demasiado mérito pactar con las 5 y 6 Am, pues ya son prácticamente horas del día, pero quién sabe).

 El pacto de las 4 Am es el pacto de creación; el sacrificio del sueño onírico para materializar la idea tangible. El pacto de las 4 Am es un pacto de estudiante, de boletas, de vuelta al mundo como ya eh dicho. Las 4 están tan cerca de las horas del día, que exigen resurrección.

 Resucita Hairo, sigue resucitando y creciendo. No temas más a la oscuridad. Ese es el pacto, de las 4 Am, inusualmente alegre para un número de muerte...

Libros

Caminaba por la calle, no recuerdo que mandado absurdo había sido mandado hacer, me parece que era mas o menos por marzo, pues tu ya no estabas por aquí, y de vez en cuando, cuando hacía buen clima, se te lloraba.
 Era la calle que lleva a la plaza (al nido) y quizás me dirigía a jugar cartas (los que me conocen, sabrán que cartas) para matar tiempo, para no ir a casa (como le huía a la casa). No recuerdo pero era el puente entre el medio día y la tarde. Y había una cajetilla de Luckys semi-nueva en el bolsillo, no llevaba conmigo mi fiel encendedor, así que lo reemplazaba una barata cajetilla de cigarros (muy barata).

 Me detuve a unas tres calles, para sacar el Lucky, colocarlo en mis labios, y justo en el momento en que iba a frotar el cerillo contra el dorso de su caja, una llamada. Nadie dijo mi nombre pero es de esos casos en que el inconsciente colectivo te pide "voltea".

 Puesto de libros ambulantes.

 Y uno tan joven, uno tan sin nada que hacer, uno tan expulsado de literatura, uno tan con dinero en el bolsillo y nada en específico para gastarlo. Y el puestillo tan en la plaza de una iglesia. ¡Una iglesia! vendiendo libros, mi mente registró una deliciosa paradoja que no se podía dejar pasar.

 Volví a guardar el Lucky en su cajetilla; pero no lo mismo con el cerillo. Coloque este entre mis labios, como una especie de mondadientes flamable, y me adentré en el recinto.

 Para mi inicial sorpresa el puesto era sumamente Laico. De echo, el primer libro con el que recuerdo haberme topado fue un Drácula, de Braham Stocker. Aquí supe que se me iría perfectamente una buena media hora.

 No me iría sólo, fue la determinación primaria y absoluta. Tenía el poder y el deseo, y no huiría del puestillo sin un libro. El problema era que tenía que ser única y exclusivamente uno, y los que me conocen lo saben. Podría vivir en una biblioteca. Quizás no leerla toda.

  Así que me dedique a recorrer conciensudamente, los tres pasillos formados por mesas, que conformaban el puestillo de libros. Analizando crítico, y con postura intelectualoide cada titulo a detalle. La mayoría de las personas alrededor simplemente recorrían rápidamente los pasillos; encontraban aquello que buscaban, o que llamaba más poderosamente su atención, y o se lo llevaban, o se retiraban del lugar, para tragedia de los vendedores. Debió ser una tortura para ellos verme analizar tan lenta y detalladamente cada libro en su pequeña exposición, tener que vigilar al cliente que manoseaba cada libro, y asegurarse de que no se llevara ninguno sin pagar, pero a la vez manteniendo la esperanza de que se llevara alguno legalmente, sin tener una completa certeza. Hubiese sido terrible para ellos, haber pasado tanto tiempo buscando, y no haber encontrado nada nunca. Y estuve tan cerca de ese desenlace de echo, mas cerca de lo que ellos jamás sabrán.

 Elegir un libro, UN SÓLO LIBRO, cuando sabes que no podrás comprar otro en mucho tiempo, que ese libro se quedará en tu biblioteca permanentemente y pasara a generaciones futuras, que podría ser el primer libro que tu hijo baje sólo del estante, o aquel que agarren los forenses cuando invadan tu sucio apartamento para tratar de averiguar quién carajo eras. Elegir un sólo libro es al mismo tiempo rechazar tantos otros miles de mundos, de seres humanos, de posibles pensamientos o ideas revolucionaras, que te desencanten de la vida y te hagan filosofo, o que te hagan enamorarte de completas extrañas. Elegir un sólo libro es arte delicada. Siempre es más sencillo seguir recomendaciones de gente letrada; pero esta vez, estaba eligiendo por mi mismo, de entre el mar de letras.

 Como siempre rechacé en primera estancia tanto clásicos como best sellers prostituidos hasta la fama. Los clásicos sublimes me quemaban la herida (aunque ahora me hacen falta) y los otros eran demasiado insípidos.

 Seguía una rutina sistemática. Si un libro atrapaba mi atención; releía su reseña un rato más, si su compra era posible, lo dejaba votado y mal acomodado en el lugar donde lo encontré, boca abajo y encimado; para que pudiera yo reconocerlo rápido si resultaba ser el definitivo. Por el contrario, si el libro resultaba no ser del todo de mi agrado, lo volvía a colocar perfectamente en su posición y lugar, para que no volviera a atrapar con tanta facilidad mi ojo. A todo esto jamás dejé de juguetear con la cerilla en mi boca, mordiéndola un poco, ayudándome a reflexionar con ella, el fósforo tan expectante como yo mismo por extrañas razones. El ejercicio continuó, tal cuál lo previsto, por poco más de tensa media hora, en que el fósforo en mi boca no hizo más que extrañar a los que me observaban.

 Finalmente me decanté por una novela de misterio cuyo nombre no diré, pero que terminó por ser una correcta elección. Era la ultima copia en el puesto, y para aún más dicha mía, averigüe después que tenía un error de impresión. Una joyita, de muy buen precio además. Presiento que el vendedor me hizo un descuento, aliviado de que el tiempo que había pasado vigilandome no hubiese sido en vano. O quizás igual y tuvo que ver con el error de impresión. Pagué el libro, di animadamente las gracias, encendí el cerillo y lo dejé caer sobre los libros, prendiendo fuego al instante al lugar, al vendedor y a los libros. Guardé el mío en la mochila, y me alejé de allí, mientras encendía otro cerillo, este sí, para mi cigarro, mientras todo lo vivido y no vivido, se volvían cenizas detrás de mí.

Fuego

 Sacó el encendedor, que había quedado perdido entre pinturas, cartulinas y aerosoles. Ese encendedor con la catrina que me mira, en medio de Diego y de Frida. Mejor regalo de mis 20 años, artefactillo que al acercarse a un cigarro, me traía de vuelta a la realidad tan perdida, me despertaba en las mañanas, y emulaba una madurez que en realidad no poseía.

 Todavía prende perfectamente bien. Aunque no hay ningún Lucky en las cercanías.

 La ultima vez que hice girar su rueda, eructar su flama, fue en una en que me creí condenado a la soledad. Y a los pocos días te me apareciste y me quitaste mis fantasmas. Se me aparecieron todos, y fue tan raro no estar sólo. Fue tan raro tener tarea, tener novia, tener amigos. Amigos, palabra que se creía mitológica, pero que se han probado dignos de merecerla. El exilio se me va rompiendo, se me va cayendo como piel muerta, ya no sé que escribir. Sin tristeza a veces no soy nada...

 Estoy de vuelta en la vida, y a mis egos se les hace un poco raro. Pero lo agradezco

 Igual vendría bien un malboro, para celebrar...

 Y recuerdo los tiempos en que estaba sólo, recuerdo los incendios...

Helvética Sofía Collette Nigerrousa I

 Creo que aún no me reconoce. Aún no reconoce ni acepta nada, busca salirse en las noches pero siempre acaba durmiendo en la misma cama. Poco a poco aceptando su destino.

 No planeo controlarle nada. Es algo que tengo en común con los gatos, el disfrute de una extraña soledad compartida. Son animales orgullosos, inteligentes e independientes, y por ello siempre los prefiero como compañeros. Estás siempre en el mismo cuarto con ellos, pero cada quien puede ir a su rollo hasta que uno quiera acercarse al otro. Y su ronroneo calma el corazón, filtra la melancolía de la nostalgia, aleja a los fantasmas, deja paso a la tarde ociosa. Es tradición familiar tener al menos un gato en la casa, y era cuestión de tiempo para que alguno nos encontrara, aún aquí en mitad de la ciudad. Nos han de creer Egipcios reencarnados, o presentirán que en la familia casi todos son Leo; y de una forma u otra, aparece un gato en la puerta. Maúlla, con hambre y esa carita felina. Se le deja leche o croquetas una noche por caridad, la siguiente por humanidad, la tercera por incomodidad, la cuarta por costumbre y duerme adentro por cariño. Así le pasó a Helvética.

 Aunque animalillo mas Ad Hoc no nos podía tocar. Ezquisoide, paranoica, orgullosa y sin embargo tan vulnerable, tan necesitada, y cuando baja la guardia tan alegre. Tomo semanas de croquetas y "bicha bicha" para que finalmente se dejara tocar, y fui yo el honrado. Y sigo siéndolo, el único con quien se deja agarrar a la primera, o con quien huye con menor frecuencia. Y como cada que algo nos acepta, se procede a llamarlo "propio".

 Así que es mi gata.

 Sin embargo, no debería poder salir en las noches. Pronto tendrá crías después de todo, no sabemos exactamente cuando ni como pero queremos estar seguros del donde.  Porque fue este incidente el que hizo ceder la humanidad de mi madre para permitirle quedarse en definitiva y dejarle ponerle nombre. Una gatita callejera, muy joven, y a punto de parir, en invierno. Hubo unos cuantos "Pues ya que" Y la promesa de esterilizarla luego de la primera camada.

 Me pregunto que siente Helvética al respecto. Sé muy bien que lo sospecha, que sospecha el cambio, que se sabe madre pronta y que antes sólo podía dormir adentro cuando por accidente alguien se olvidaba de sacarla. Ahora más bien se le encierra para que duerma.

 Sospecha el cambio, pero no creo que lo sepa. Que ya tiene dueño, pero algo sospecha; y aún no encuentra como reaccionar. No sabe si es bueno o malo pertenecer a alguien cuando se viene de la calle, y por ello se escapa de la casa cuando alguien le abre la puerta, pero ronronea cuando la acaricio mientras duerme en el sillón. No sabe que días están por terminar, si los de huir de perros y de autos, y cazar la comida; o los de contemplar la luna la noche entera, corretear aves y subirse a árboles. El animal pone sus instintos y su supervivencia en balanza y aún me huye a veces, pero no demasiado. No como antes.

 Se doméstica, y me pregunto que siente.

Por eso le doy su libertad. Pero a la vez sé que se le debe de cuidar, cuando algo es tuyo ganas el terrible poder de tener que asegurar su bienestar. Por eso no sale, por eso se le va a operar y a vacunar, y por eso nos quedaremos con ella, pero no con los gatitos. Una vez que no dependan de su madre, ellos se irán. Pero Helvética conservara su familia humana. Extraña compensación...

 Supervivencia y Humanidad.

Duerme. duerme mi Helvética Collete Nigerrousa I, "Tica" cuando te hablo para comer, Helvética cuando te escribo, y el nombre entero si llegas a orinarte adentro de la casa.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Rabbit

Rabbits (or, colloquially, bunnies) are small mammals in the family Leporidae of the order Lagomorpha, found in several parts of the world. There are eight different genera in the family classified as rabbits, including the European rabbit (Oryctolagus cuniculus), cottontail rabbits (genus Sylvilagus; 13 species), and the Amami rabbit (Pentalagus furnessi, an endangered species on Amami ŌshimaJapan). There are many other species of rabbit, and these, along withpikas and hares, make up the order Lagomorpha. The male is called a buck and the female is a doe; a young rabbit is a kitten or kit.
 El conejo es el avatar más común de encontrar entre los Hairos, pues presenta las características más primordiales y básicas de uno. Se dice que al inciar su viaje, el Hairo original era regido por el símbolo del conejo.

 El conejo representa la inocencia y la curiosidad, pero al mismo tiempo promueven el deseo sexual y la necesidad de escape, comunes detonantes de los viajes de los Hairos. Muy pocos de los regidos por el conejo se vuelven sedentarios, en cuanto este aspecto cobra fuerza en ellos, la añoranza de otros horizontes, de otros amores, o el simple asombro por el universo, los lleva a descubrir sus poderes espirituales, a rechazar quedarse atrapados en un sólo universo, y a comenzar relativamente temprano su viaje por el multi universo. La cantidad alta de Hairos conejos es primordial para el absoluto, pues son quienes mayor presencia numérica le dan, e informan a los Hairos semi-absolutos, como el original.

 Como su nombre afirma, los Hairo conejos no desarrollan grandes capacidades físicas, estratégicas o universales, pero son de los más flexibles, hábiles y versátiles maestros de su espíritu, pudiendo doblarlo y reproducirlo fácilmente. Son muy hábiles en el manejo de portales, que a veces ellos mismos llaman Sus "madrigueras".

 Tristemente, los Hairos conejos son también las victimas primarias de Nigerrousas, sean  estas novatas, sutiles o experimentales. El gran deseo que es su motor de búsqueda y asombro, también los hace sucumbir con relativa facilidad ante la hermosura de la rosa negra, que adora seducirlos y "forzarlos" a amarla y adorarla. Unas cuantas teorías afirman que la Leanan original era regida por el conejo, aunque se sabe que esto no es posible.