domingo, 29 de mayo de 2011

Muk

La meditación que mantenía bajo las gotas de agua caliente de la regadera fue bruscamente interrumpida por el agudo sonido del timbre de la puerta, haciéndome exhalar un suspiro de sorpresa y realidad. Me había quedado absorto mientras reflexionaba sobre mi situación presente, pasada y futura; y ahora el vapor llenaba el cuarto de baño, extendiendo la agradable sensación de calor y humedad que generaba el agua caliente; y que, refunfuñando, tendría que terminar abruptamente para atender a la inoportuna visita que tocaba el timbre de mi casa.
 Me sequé y vestí a toda prisa, sin que el desconocido dejara de llamar intermitentemente. Cuando por fin salí del baño el ya habría tocado unas 10 veces. Crucé con prisa frente a la puerta del estudio, mirando por el rabillo del ojo los documentos de la oficina que reposaban sobre el escritorio. Había pasado cerca de 4 horas revisándolos, hasta que el  estrés pudo conmigo y decidí tomar un baño para despejar la mente y poder continuar con ellos después.
 "si esta persona demora mucho en su visita" pensé mientras caminaba a la puerta "tampoco podré terminar con ellos esta noche" y por un momento inclusive considere no abrir. Pero el sujeto cuyo dedo parecía querer fundirse con el timbre de mi puerta, no parecía ser alguien que fuera a ceder hasta verme.
 Aun preguntándome quien llamaría con tanta insistencia, abrí irritado mi puerta principal, para dejar que la porquería se derramara por todo el pórtico, embarrando un poco inclusive mi recién bañada persona.
Por unos segundos quede en shock total, paralizado en la puerta mientras en mis pies aquello aun se retorcía, pues mi cerebro no lograba procesar coherentemente que aquello acabara de entrar. Peor aún, que yo le hubiese abierto la puerta. Retrocedí unos pasos para cerciorarme, o quizás para impedirle que trepara por mi pierna, y al mismo tiempo cubrí mi boca y mi nariz con la manga de mi bata para protegerme del terrible hedor.  Ignorando por completo sus gemidos e intentos por volver a aferrarse a mi pierna, traté de asimilar y comprender la situación lo más rápido posible.
Pues si, en verdad que allí estaba; había encontrado su camino de vuelta a la casa a pesar de que yo estaba seguro de que no le vería nunca más. Como es de esperarse, del shock salte a la preocupación, pues ahora jamás terminaría aquel importante papeleo de oficina. Mientras tanto, aquello nuevamente intentaba escalar por mi pierna, sacándome de mis preocupaciones, y haciendo que mi vista se dirigiera de nuevo hacia abajo.
“vaya que te han mallugado” fue la siguiente conclusión de mi observación; y no era afirmación sencilla, ya que es complicado distinguir heridas entre algo tan amorfo. De cualquier forma, tantos años a su lado me habían enseñado lo que era sano para aquello, y el estado en que se encontraba en definitiva no lo era. En lugar del toxico color purpura que solía caracterizarlo, estaba de un tono verdoso putrefacto causado por una alimentación sana o escasa; su lengua estaba totalmente seca, quien sabe cuando habría sido la última vez que habría probado el agua puerca la pobre criatura, razón misma por la cual se le desprendían muchos más trozos de los debidos y estaba mucho más denso que de costumbre,  pero a la vez menos viscoso; como si se estuviera solidificando. Todos  rasgos de una vida de terrible abandono para un Muk.
Era muy incomodo verlo así, herido y arrastrándose en mi puerta con tanto papeleo por hacer. Me quede unos instantes en silencio dejando que se me encimara un poco, como en los viejos tiempos; y pensando que podía hacer. No era correcto dejarle quedarse, pero partía el corazón ver así a la pequeña peste (bueno, no tan pequeña), y repentinamente me entro la dulce nostalgia que causa ver a un amigo de la infancia, aquella falaz añoranza de que por el simple hecho de tener un pequeño trozo de pasado frente a uno, creerse inmune a los años
“¡qué más da!” Me dije “que al cabo la casa es muy grande y bastante limpia. Sanará, se aburrirá y otra vez se ira. Dejaré que se quede por los viejos tiempos, que al fin y al cabo, si pude mantenerlo cuando tenía 12 años, con mucha más razón podre ahora”
Cerré la puerta tras el decadente y desesperado Muk, que parecía que tan solo esperaba esto para perder la conciencia con gesto teatral. Me parecía que lo habían envenenado.
“¡envenenar a un Muk!” me dije “los tiempos sí que han cambiado”  aunque yo no tenía idea que tanto. De lo último que me entere es que ya nadie llevaba Muks en su equipo, que lo habían sustituido por una especie de escorpión, que mas que un tipo veneno, a mi me recordaba a un tipo acero, por lo insondable, lo escaso,  y lo débil ante el fuego.
Mi viejo Muk se quedó en mi casa, y como pensé, por un tiempo no dio ningún problema. La verdad es que, fuera de mis deberes en la oficina; ya no tenía ninguna otra clase de actividad u obligación con nadie más, por lo que en mis ratos libres podía dedicar total atención a su curación. La convivencia a su lado me mostró que tanto habían cambiado las cosas, quebrando en definitiva mis nostalgias.
Para comenzar descubrí que dejar la comida chatarra no era una situación a la que hubiese sido forzado, como pensé en un principio. Por mucho que intentara alimentarlo con ella (siempre con la intención de que se curara lo más rápido posible y yo pudiera seguir con mi vida), la rechazaba en cada ocasión: se daba la vuelta, gruñía, ponía muecas de asco y acababa por marcharse a otra habitación, y no regresar hasta que no le ofrecía mi propio alimento debidamente preparado. Y  a veces ni eso funcionaba para librarse de su enorme masa de hastío, como si ni la bien preparada comida humana fuese de su agrado.
Durante las tardes deambulaba por la casa como buscando algo perdido. No me parecía buena idea  que no respetara el estado de convalecencia en que se suponía que estaba, pero no podía hacer nada, siempre elegía mis horas de trabajo  para vagabundear. Y la verdad es que la casa es bastante grande, de no ser por los rastros de baba, nunca me habría dado cuenta de sus múltiples paseos. Tenía dos plantas y un ático, como esas casas sacadas de película americana.
“mi trabajo me ah costado” me dije orgulloso cierto día. A pesar de que no tenía más que un puñado de muebles,  ni me interesaba adquirir más. Mi casa era hermosa.
“pero siempre se puede adquirir una más grande”
Las cosas podrían haber salido de acuerdo al plan, los caprichos de la venenosa criaturilla tolerados, la hipoteca se habría pagado, y nada habría pasado. Es tan solo una suerte de coincidencias lo que nos hace vivir historias memorables, el simple evento de yo y Muk, ambos con esa hambre que te hace querer salir a la calle y darle una mordida a una persona, esa hambre desesperada luego de un día devastador, o previa a un esperado banquete. Se podría decir que fue ambas, y sin embargo me negué a convidarle de mi plato. Después de un breve pero intenso forcejeo  que no le dejé ganar,  el Muk me dirigió la mirada de desprecio y asco más intensa de la que fue capaz, y huyó por las escaleras con una velocidad muy poco propia para un convaleciente. Me fue indiferente, impuse mi voluntad e indiferencia, como amo de la casa que era. Aquel plato era completamente mío.
Por varios días no supe nada de él. No se dejo ver para comer, ni siquiera se le veía andar errabundo y abstraído por la escalera. A pesar de esto tenía la certeza de que seguía en la casa, dejaba rastros suficientemente notorios de su presencia. Toda la estancia apestaba, y goteaba líquido viscoso del techo. Dentro de un par de días completos desconocidos sumamente importantes me visitarían, estaba seguro, y dejar la casa en aquel estado de putrefacción en que la dejaba el emberrinchado ser no era una opción.
Prepare un plato de mi mejor guiso (venas en su tinta, llamado así por el caldo negro que dejaban las especias en la carne de res)  y lo deje al pie de las escaleras, esperando contentarlo y que dejara de atormentarme.  Por la noche le escuché deslizarse  por las escaleras; y el sonido del plato golpeteando contra esta. Me dormí contento, suponiendo que al día siguiente volvería a aparecerse por la estancia, arrastrándose solemne y apestoso, ajeno a todo.
Pero las cosas no eran tan simples. En la escalera tan solo se encontraban el plato roto y un infinito rastro de baba, tan denso y viscoso que resultarían imposibles de limpiar.
“bueno” me dije “a acostumbrarse al piso de abajo”.
Le di algunos días más para aparecer de su escondite, y que apreciara el gran gesto que le tuve. Me volví a concentrar en mis asuntos de oficina, la contabilidad estaba completamente caótica. Ignoré la creciente putrefacción de la casa, y me volqué a hacer cuentas y cuentas por lo que parecieron semanas. No fue hasta que se cayó una pared de la cocina que mi atención fue forzada de vuelta al muk. La casa estaba hecha un desastre, el hedor era terrible aunque yo ya me había acostumbrado a él; la madera tenía hongos y el acero estaba oxidándose, ni hablar del limo y baba que escurría por todos lados.  Tenía que sacarlo de su escondite a como diera lugar.
Recuerdo que intente toda clase de cosas locas; le grité estrepitosa y dementemente  por horas,  instalé escáneres de alta tecnología en la casa para ubicarlo, quise bailar y hasta enterrarme bajo  los  cimientos de la casa para sacarlo.
Pasé muchas horas  en vela reflexionando acerca de mi Muk, y de los tiempos que pasamos juntos; buscando entre los recuerdos algo que me ayudara a sacarlo de aquí y que dejara de pudrir la casa, por no mencionar que ya me había preocupado que pasara tantos días sin probar bocado. Me preguntaba si no había sido esa misma actitud la que había hecho que regresara moribundo a mi puerta.
Recuerdo el día que rompí la puerta de la recamara con mi puño. La violación fue tan intensa, traumarte e inesperada que la pobre puerta parió un Muk en ese mismo instante, apenas mis nudillos terminaron de cruzarla. Nadie se lo espero, y nadie le dio importancia. Nadie sano el trauma de la puerta, y aun hoy en día mantengo ese agujero en ella sin reparar,  como un recordatorio de tan fortuita tragedia.  Pero el Muk, siendo yo un niño me causó curiosidad, pese a que todos los demás preferían ignorarlo.
¿Te habrán ignorado de nuevo, y por eso quedaste moribundo?
Pasamos la infancia juntos, y a mí no me interesaba ninguno de los otros mágicos monstruos de este mundo, que  no fuese mi Muk. Era cálido, y cambiaba de forma, se colaba por cualquier lugar, en cualquier espacio y resquicio, y venia a saludarme. No le interesaba el aceite de hígado de bacalao y le encantaba comer cualquier cosa que le lanzara (especialmente aquellas cosas que nadie en su sano juicio comería) con la excepción  de guisados que llevaran demasiadas especias.  Podía enredarme en el por horas y me paseaba, como seria pasear en una negra ola, como ir en el vientre materno con la cara descubierta. Le enseñe algunos ataques, quizás demasiado básicos para un Muk, pero con ellos vencimos a todos los de la cuadra.
Me propuse ser un entrenador, ser el mejor entrenador, y viajar con mi Muk por todo el mundo, y no me interesó nada más en la vida.
El techo me devolvió la intensa y fija  mirada, pero yo no le hice caso, mis ojos no estaban conectados con mi cerebro que contemplaba el pasado con mi Muk. No había tiempo para el techo cuando debía encontrar la forma de ayudar a mi Muk y a mi casa. Así que el techo se deslizo, ligeramente decepcionado, al cuarto siguiente, sin apreciar mis cavilaciones para salvarlo.
Al amanecer, mi habitación se había disuelto por completo en el limo, quedando tan sólo mi cama y algunas ropas intactas. Bajé de la cama pisando  él rostro de baba negra que deshacía la alfombra de mi cuarto y aún preguntándome como podría salvar a mi Muk. Me encontraba cansado, y con profundas ojeras en mi rostro. Mi casa era todo lo que me quedaba, era la estructura por la cuál había trabajado tanto, era mi orgullo y muestra de mi superación, y simplemente no podía dejar que se deshiciera.  Las personas importantes jamás llegaron, el olor las ahuyentó, ni mucho menos pude terminar la contabilidad de mi trabajo, y creo que ya eh sido despedido desde hace varios días. Sólo quedaba la opción de salvar al Muk de la infancia.
 Regresé al método de dejarle comida aleatoriamente por diversas áreas de la casa, al menos las áreas que se mantenían libres del limo, las cuáles eran cada día menos. A pesar de la negativa del Muk, había decidido regresar a la comida chatarra.
  Luego de que mi habitación fue deshecha, me moví a la sala y rodee el área de todo tipo de trampas repletas de diversas porquerías para ver si podía hacerle salir de su escondite y hacer las paces. Por  varios días no se dio mayor actividad que la lenta descomposición de mi habitación, escuchar noche tras noche la instalación eléctrica quedando desecha y emitiendo pequeñas descargas; incluso me parece que por un tiempo se dio un ligero fuego en la cómoda de mi cama, pero el limo misterioso devoró incluso aquel fuego. Luego de un par de días, al salir a recoger el correo pude notar que desde afuera se veía como la habitación había desaparecido por completo, dejando tan sólo un piso cubierto de baba, y un desastre de cañerías. Ahora el limo se estaba moviendo por el pasillo, avanzando hacía el estudio.  En el dicho correo llegaban misivas sobre la peste en la habitación, cuentas y demás preocupaciones de amigos y familiares por mi salud.
 Al mes, y cuando finalmente comenzaban a hacer intentos de acercarse algunos de mis conocidos, ya había aislado las cosas que me eran valiosas en el ala de la casa más alejada del moco corrosivo, haciendo un pequeño campamento en el sótano. Intentaron persuadirme de buscar otra cosa, hablaron del ciclo de vida de los Muks y de los materiales peligrosos que los conforman, pero, aquel era mi viejo amigo, y más importante aún, aquella era mi casa. Iba a sacar a uno de la otra, iba a triunfar de una u otra forma.
Ninguna de las personas a las que les importaba, aguantaron demasiado tiempo el olor, y desistieron, dejándome en la soledad del moco.
Durante algunas tardes simplemente me recostaba a unos cuantos centímetros del Limo, rodando un poco al lado contrario para evitar que me consumiera, y platicaba con él como si de un amigo se tratara, aún convencido de que el ser se encontraba en algún lugar de la masa, y quizás podría convencerlo de ceder.
 Al paso de los meses, quedamos solos en el sótano, aún albergando esperanzas mientras el lugar se volvía un completo terreno baldío, con pequeños restos de  muebles, papeles y recuerdos, aquí y allá.  Hubo incluso algunos intentos, míos y ajenos de limpiar la baba, de encontrar al Muk entre ella, y finalmente matarlo, pero todo aquel que entraba en contacto con la misteriosa baba tenía el riesgo de no salir jamás; y si lograba salir nunca lo haría como el mismo.  Se me dejó en mi guarida, a merced de la baba y de mi terquedad.
 Y conforme todo fue desapareciendo bajo el fluido oscuro, así también me fui dando cuenta…
 Cuando el televisor desapareció cubierto de negrura, cuando la puerta de salida sucumbió a la corrosión, cuando la alacena, el refrigerador, el baño y cualquier trasto que pudiera asegurar algo de supervivencia terminó por desaparecer,  y no quedó nada más que una mancha negra entre yo y el mundo, fue cuando me fui dando cuenta de los ojos del Muk, siempre mirándome, siempre buscándome, alrededor de la casa, ahora frente a mi, con la misma esperanza con que yo esperaba encontrarlo, a tan sólo unos cuantos centímetros de mí, expectante porque la aventura prometida cuando era niño se realizara. Le sonreí y me recosté en él como en los viejos tiempos, había crecido tanto y era cómodo como sillón, entretenido como televisión,  fresco como puerta abierta, y sumamente sabroso.
  Un poco de tiempo después la casa se fue reconstruyendo sola, llegaron ingenieros, albañiles y demás, se firmaron papeles para obtener el lote, se dijo sobre aprovechar la instalación ya colocada, y un niño levantó una piedra y nos encontró a mí y a mi Muk tranquilos y felices. El niño hizo un alboroto, pero nadie pareció hacerle caso. Regresó la piedra a su lugar y reconstruyeron la casa alrededor de nosotros dos, utilizándonos como cimientos. Decidimos que allí sería la aventura, e hicimos nido en alguna de las paredes del este, quedando yo contento por haber recuperado la casa y a mi amigo, aunque algo extrañado por la mujer que escribía en mi estudio. 

sábado, 21 de mayo de 2011

Caos

¿No sería lo más bonito del mundo? la mesa de 0.5 x 0.5 que representa la  única barrera entre mi persona y la noche tiembla unos cuantos centimetros en su lugar, y al levantarme para volverla a poner en su lugar emergue de las tinieblas con un golpe violento y un impacto drámatico un zombi/Chtulu/Slenderman/Pakistanies/Aliens/TúMamá/Jesucristo/UnTornado/Belzebú Indicador inéquivoco de que la hora ah llegado, Las Valkyrias del Ragnarok dan suministro a los jinetes del apocalipsis que enfrentan a los dioses antiguos, y el mundo halla afuera esta exhalando su ultimo suspiro, deídades decrepitas pusieron fecha hace eones para el día en que este proyectito llamado humanidad dejaría de ser redituable y sería descartado y aquella fecha finalmente se hace presente. Se libra una batalla final, caen las máscaras y finalmente todos somos liberados del trabajo, de inhibiciones, de cordura y de resentimientos para sucumbir en un simple dolor eterno. Mantengo la certeza de que luego de un tiempo se empezarán a construir condominios en el infierno y pasarpa a ser una segunda tierra sólo que con climas más extremos, pero no abordemos el tema ahora. Mantengamonos en la dicha del final abrupto, del rico "vete a la chingada" que le diera una hipotética fuerza superior a la humanidad (vamos, ¿a poco no se siente rico terminar la plática con un necio con un "vete a la chingada" y listo? Imaginense hacerlo a nivél divino)

 Sería la cosa más hermosa del mundo, emerguerían heroes y villanos como en los mejores y más babosos cuentos de Hadas, los escepticos maldecirían y los creyentes se mofarían mientras que ellos también arden. Todo arde sin advertencia previa más que unos simbolos antiguos, todas las historias finalizan en un desenlace común que nada tiene que ver con sus personajes. Alan Moore estaría orgulloso.

 Simplemente un fin, tan inconsciso cómo definitivo. Sin segundas partes...

 Pero hace mucho me di cuenta que la humanidad se va a morir de vieja y de cascarrabias, morirá dormida, sóla, apestosa y manchada por su propia mierda. Queridisima eso sí, y se le llorará hasta más no poder. Se recordarán las rabietas que hacía cuando no se podía adaptar a las nuevas cosas y hablará de cuando ella era joven y el Dodo existía, pero no se andaban con mariconerías ecologistas. Se hablará de ella con un cariño consiliador que lo tachará de comedía.
 Morirá sóla y en los paramos, tal cómo nacío, recordando glorias y desperdicios, morirá en paz en su cama, durmiendo sin saber que no despertará otra vez, quejandose de lo mala que es la comida actual.

sábado, 7 de mayo de 2011

viernes, 6 de mayo de 2011

Enjambre.

Hola gente invisible del Internet!!

Ah pasado algo de tiempo desde la última vez que rompí la cuarta pared y me dirigí directamente a ustedes, mis hipotéticos lectores, sin metáforas o retórica protectora, sino cómo un usuario más en el Internet hablando de sus cosas. Admito que no suelo ser tan fanático de los blogs estilo vida diaria, pero, las circunstancias me obligan a que les hable directamente. Con la verdad. No haría esto si no estuviera tan… ¿perturbado? Con las cosas que han pasado últimamente en mi vida. A veces uno necesita sentir, saber que no esta sólo y aislado en su propio… infierno personal.

Aquellos que me conocen sabrán que tengo (o, tenía) una gran afición por el juego de estrategia en tiempo real, Starcraft. Sí, sé que no suena como un dato muy importante, yo tampoco creí que un simple pasatiempo llegaría a tener esta influencia en mi vida.

 Durante todo el tiempo que llevo jugando, jamás eh sido precisamente bueno, nunca llegando más allá del top 10 de mi división bronce, pero usualmente no me importaba; jugaba meramente por divertirme venciendo a gente de mi nivel (entiéndase, otros bronces). Sin embargo, la segunda temporada del juego, empezó para mí con una racha inusualmente mala. No lograba sacar una sola victoria en la liga, y perdía ante las estrategias más estúpidas que hay. Mi vida pasaba por momentos tensionantes de por sí, y el juego era mi única forma de relajarme y distraerme, pero con tantas derrotas comenzaba a volverse más y más frustrante.

 Tratando de mejorar un poco mi nivel para que el juego me volviera a ser divertido, pedí consejos y ayuda para el juego en diversos foros de Internet, vi repeticiones, intenté otras órdenes de construcción… en fin, todo lo que un jugador intentaría para mejorar su nivel. Y si bien, hubo mejoras, no eran tan completamente notorias; me encontraba completamente estancado en un nivel de juego mediocre.

 Entre los múltiples intentos de mejora, mandé mi dirección de E-Mail a varias de las páginas que hay en la net ofreciendo estrategias y métodos para mejorar en el juego, sin que ninguna me ofreciera algún verdadero avance, ya que la mayoría de estas páginas no tienen idea de lo que hablan (hubo una que afirmaba que la raza Zerg, la mía, era la más fácil de usar en el juego; cuando es todo lo contrario).

 Al menos, eso fue hasta que me llegó aquel correo.

 Tenía toda la pinta de ser otro correo inútil de estrategia falsa, como único asunto decía “starcraft secret” y el filtro de mi bandeja de entrada lo había clasificado como “Inseguro”. Tenía un archivo incluido y el remitente simplemente era listado como “overlord”. Esto ultimo me dio gracia, y fue lo que hizo que destacara entre la pila de spam que diariamente bombardeaba mi e-mail.

 Al abrirlo esperaba el típico anuncio pidiéndome entrar a la página, registrarse, pagar y demás, con imágenes trilladas del juego y demás.  Me desconcertó bastante encontrar simplemente la frase “Larvae” escrito con letras extrañas; como si el texto estuviera corrupto de alguna forma, con pequeños cuadros intercalados, y acentos y tildes innecesarias. El archivo adjunto que creía sería alguna imagen, resultó ser una especie de archivo de programa que el lector de e-mail no reconocía. Tenía el intrigante nombre de “SEE” (MIRA).

 Soy sumamente receloso de archivos ejecutables que llegan de remitentes desconocidos, por lo que, a pesar de mi fuerte curiosidad, elegí seguir mi sentido común e ignorar el mail, eliminándolo al instante. No sé que tanto bien o mal me hizo eso, pero definitivamente, el problema no terminó allí.

 Un par de días más pasaron, mi tiempo de juego se terminó por lo que por una buena semana me olvidé del RTS y me dediqué a mi novia, mi trabajo y otros asuntos. Quizás podría haber seguido mi vida, de no haber notado una noche, otro correo del Overlord en mi bandeja. Dude un poco en abrirlo, pues no recordaba nunca que un spamero me atacara dos veces con el mismo nombre.

 El correo era exactamente el mismo que la vez anterior. “Larvae” “SEE”. Y el extraño archivo ejecutable. Cómo si el remitente supiera que había ignorando su mensaje anterior y ahora insistiera.

 “fucking bots” me dije antes de ignorar por segunda vez el e-mail, no sin sentir una ligera extrañeza bajar por mi espina dorsal.

 Cuando agregó “MUST SEE” (Debes ver)  al nombre del archivo al día siguiente fue cuando empecé a sentirme acechado. Bloquee la dirección del overlord marcándola como peligrosa, y cerré mi sesión en el momento. Un spam bot no trabajaba así, no era tan personal, y hasta podría decirse, que el robot era más calido, digo, se suponía que te incitaban a hacer click en sus archivos virulientos engañándote con ofertas bonitas de mujeres desnudas y mucho dinero. Pero el texto corrupto, y la orden imperativa de ver el archivo, no eran precisamente atractivos.

 Traté de distarme lo que quedaba de la noche. Aquel E-mail lo había visto cerca de las 8 Pm, y no era mi costumbre ir a dormir hasta cerca de la 1 Am, mi organismo estaba acostumbrado así, por lo que quedaban varias horas de vigía. Aunque pude entretenerme haciendo varias cosas; en cada pausa, en cada silencio, en cada divague de mi mente para llenar el tiempo vacío, mi pensamiento era inundado por la duda.

 ¿Qué rayos tenía aquel archivo ejecutable?

  No dormí demasiado bien aquella noche. Tardé aun más de lo usual en conciliar el sueño una vez en mi cama, y cuando pude hacerlo, entre sueños, seguía viendo el pequeño icono de descarga, con el titulo SEE brillante en la noche.

 Agradecí infinitamente cuando vi brillar la luz del sol por mi ventana. Empezaba un día de sábado y la actividad de este terminaría de despejar mi mente del extraño acontecimiento en línea. Me reí un poco de mi mismo, es decir, ¿perturbarse tanto por un Spam bot? Estaba acostumbrado en cierta forma a cosas peores.

 Tomaría un buen desayuno, saldría con un par de amigos, vería unas películas, jugaría starcraft en un local, sería un juego ameno y normal, y todo estaría perfectamente bien. Revisaría mi correo para checar notificaciones de Facebook  y cosas por el estilo, además de, a la luz del sol, terminar de reírme del spam.

 De alguna forma, siento que fue el spam, quién se rió de mí; y echar un simple vistazo al correo, me heló la sangre al instante, al grado de trastabillar y alejarme varios pasos de la pantalla al verlo. Me quedé sin aliento e inclusive sentí un mareo. Aquello era simplemente imposible.

 Páginas y páginas, llenas de correo del overlord, ahora inclusive el asunto había cambiado, y en todas decía “MUST SEE” repitiéndose una y otra vez por la pantalla de forma vertiginosa. Tan sólo había una excepción a las planas de “DEBES VER” y era justamente el correo más reciente. Pero en lugar de aliviar la tensión latente en la página, no hizo más que terminar de dejarme al borde del infarto.

 Era un correo de Blizzard, informándome que la transacción para que mi cuenta de starcraft se volviera  una de tiempo ilimitado, había sido realizada con éxito. Una transacción que yo jamás había iniciado, y que costaba sus buenos 400 $, dinero que no tenía en ese momento, y que de tenerlo no gastaría ni de broma en videojuegos. Como queriendo rematarme, en cuanto terminé de leer la carta de Blizzard con completa estupefacción, cayó un nuevo correo del overlord.

 “PLAY IT” (JUEGALO) era el asunto esta vez, el único texto seguía siendo “Larvae”, y el archivo, “MUST SEE”.

 “Ok, suficiente broma, ¿quién carajo eres? ¿Por qué pagaste eso? ¿Y como demonios te desbloqueaste sólo de mi filtro? Te advierto, no te metas conmigo, si quieres meterte con hacks, no eres el único que puede hacerlo. Si quiero te rastreo así estés hasta Corea infeliz, y puedo destrozar tu computadora sin tener que mandar correitos pendejos. ¿Qué carajo quieres?”

 Esta fue mi respuesta a la extraña dirección “overlod@starsecret.net”  Era parcialmente presunción, pues si bien yo no tenía ninguna habilidad para hackear, tenía un par de amigos que podían hacerme el favor de meterle un buen susto a quien fuese mi acechador. Esperé un par de minutos la respuesta, mientras me disponía a borrar todas las páginas de correo que me había mandado.

 Cuando esta llegó, el asunto era otra vez “Starcraft Secret”, el nombre del archivo, MUST SEE, pero el texto corrupto en el mail, había cambiado. Me tomó un poco de trabajo entenderlo, más que la vez pasada al menos, pero deduje que decía “Larvae must grow”.  (Larva debe crecer)

 Tomé unos segundos para reflexionar. Si bien, su forma de presentar todo aquello era muy intimidante, esta persona, organización o lo que fuese, inclusive se había tomado la molestia de pagarme una cuenta ilimitada. ¿Todo aquello simplemente por un videojuego?

 A la ya presente sensación de ser acechado se le agregó una inusual sensación de ser observado, y conforme el corazón se me aceleraba, así lo hacía mi curiosidad, mi duda, mi inseguridad, la misma que me asaltó cuando el correo llegó por segunda vez. ¿Qué misterio estaba detrás de esto? ¿Qué oscuro secreto? ¿Por qué yo? ¿Quién era el overlord?

 Estaba sólo en casa, a medio vestir pues había checado mis correos desde temprano y estos me habían dejado congelado. La mañana estaba fría y nublada, y una especie de sudor frío recorría mí frente al mismo tiempo que mi mano se acercaba al Mouse, y movía un par de centímetros el cursor, hacía el lovecraftiano archivo. Suspiré. Mi computadora podría morir, pero, luego de experimentar aquella perturbadora insistencia, no me quedaba otra opción, ninguna otra pista, nada que me diera respuestas o razón lógica de porque ocurría todo eso. Me habían acorralado, al grado de que el único pasó a seguir, era aceptar ver lo que me querían mostrar. Di el click más dramático de mi vida, y la descarga comenzó. 

 Para mi sorpresa, no fue la espera eterna y nerviosa que esperaba, quedó lista en tal vez menos de un minuto, y una vez que mi maquina tuvo el archivo entero, finalmente pudo reconocerlo.

 Una replay. Un juego grabado de Starcraft.

Por unos segundos me sentí aliviado. El archivo no era ningún tipo de virus, y mi computadora parecía estar bien. Después de todo, el correo si era de una página de estrategias (una bastante rara) y sólo me habían mandado una replay para que la analizara.

 Mis pensamientos ingenuos se desvanecieron rápidamente, y mi confianza por el hecho de que el archivo fuese una repetición se desvaneció rápidamente. El nombre seguía siendo “MUST SEE” por lo que no tenía idea de quienes eran los jugadores de la partida contenida en el archivo, ni siquiera en que mapa era realizada. Bien podrían mostrarme un Hack del juego, y yo seguía sin tener idea.  Pero, desde que descargué el archivo, había tomado mi decisión, así que lo abrí.

 Recuerdo que tardó mucho más de lo normal en abrir el juego. La maquina se mantuvo un buen par de minutos mostrando solamente una pantalla negra, mientras el CPU emitía un zumbido fuerte, cómo si estuviera procesando demasiado. Al final me arrojó directamente en la replay, sin pasar jamás por el rostro de Jim Raynor, o la pantalla para iniciar sesión en el juego, lo cuál sólo podía significar que el juego que estaba a punto de ver, era de un parche anterior.

 Salto a mi vista una base Terran color azul en un mapa que parecía ser metalopolis. De inmediato noté que la replay había comenzado mostrándome solamente la perspectiva de este Terran, y no la del otro jugador, además de que era imposible distinguir absolutamente nada a través de la niebla de guerra, era un impenetrable manto negro que acentuaba mi inseguridad respecto al mapa en que transcurría el juego.

 Deslicé el Mouse para tomar control de la cámara, pero esto no logró que se revelara nada del mapa, ni tampoco al segundo jugador. Me mantenía dentro de la perspectiva del terran cuyo nombre revelé como “Al3X”. Aún me pregunto si este no era más que algún otro jugador común, o sí tenía más que ver con el overlord. 

 Mientras daba vueltas por la completamente negra niebla de guerra, el Al3X continuaba con un gameplay bastante normal, si bien un poco torpe, para un terran. Había puesto a sus 6 VCE iniciales a extraer mineral, y se mantuvo creando trabajadores todo ese tiempo, hasta que llegó a su límite de población inicial. Entonces seleccionó a un trabajador, y lo mandó al punto donde debería estar la rampa, si el mapa en verdad era metalopolis. Sin embargo, la salida de su base nunca apareció, ni ningún otro borde, o detalle distinto al suelo de placa metálica y concreto donde estaba ubicada su base inicial. 

 AL3X: WTF??

Apareció repentinamente en la pantalla, en el chat de juego. Es esta reacción inicial la que me hace pensar que la persona que vi jugar, no fue nada más que otra persona que se cruzó con esto. Y después, aquello dio su respuesta

SWARM: :)

 Sólo eso, en letras color negro, y de alguna forma aquella sensación de vértigo, aquella sensación de que algo estaba mal, de que algo no debía ser así, regresó a cada centímetro de mi piel. Después de todo, si había un segundo jugador.

 El VCE enviado a buscar la rampa siguió intentando localizar algún tipo de salida dando vueltas alrededor de la base. Llegó prácticamente hasta la mitad del mapa, sin que aquella planicie de concreto diera la más minima muestra de cambio. Era sólo un punto solitario en medio de la oscuridad. Ni siquiera la zona por la cuál había cruzado se aclaraba, la niebla  de guerra se mantenía tan densa como nunca. Al3X pareció dejarlo sólo después de un momento, y decidió construir el depósito de suministros que necesitaba justo al lado de su centro de mando.

 En esos escasos segundos, en que el VCE fue abandonado a su suerte en la oscuridad, por alguna razón, sentí un verdadero pena por él, una empatía que no creo haber experimentado jamás por un videojuego. Temí por la figurilla echa de pixeles que se encontraba sola y como si estuviese perdida, en aquel mundo irreconocible.

 Un par de segundos después, Al3X volvió a seleccionar a este VCE, y lo mandó de regreso, a construir la que sería la primera barraca. Parece que el había sentido lo mismo que yo por el VCE; pues no volvió a mandarlo a explorar. Se mantuvo sólo, construyendo una armada de marines y merodeadores, en la absoluta oscuridad. En el mini mapa ni siquiera se distinguían más parches de minerales, o torres xel naga,  y pasado un tiempo, incluso la música calló por completo. Sólo se escuchaban los sonidos de construcción y la respuesta aislada de las unidades creadas. Afortunadamente para el terran que observaba, sus recursos de su primera base no parecían agotarse nunca.

 Intenté averiguar un poco más del segundo jugador, del supuesto SWARM, que en teoría también estaba jugando en total oscuridad. Revisé APM, índice de producción, pérdidas, en fin, todas las herramientas que ofrece una replay, pero la maquina sólo indicaban los índices de Al3X, cómo si el otro jugador no estuviese haciendo nada, como si estuviera completamente ausente.

 Pasó un poco más de tiempo sin que Al3X intentara hacer alguna otra cosa además de amasar ejercito en la oscuridad. No podía ni siquiera imaginarme que cruzaba por la mente de aquel jugador al encontrarse en una situación tan poco usual.

 Aproximadamente unos 15 minutos de juego después, Al3X tenía una masa máxima compuesta por infantería y médicas con todas las mejoras. Una composición muy común en un Terran. El supuesto SWARM  nunca dio el menor indicio de hacer la más minima cosa, ni en las estadísticas, ni en pantalla. La armada terran comenzó a desplazarse por el mapa. Debo mencionar que para este punto también se habían perdido las voces de las unidades y la adjutora, dejando los sonidos de fondo más irrelevantes como único ruido. De nuevo, una sensación de calma que en lugar de ser relajante, me daba una terrible sensación de claustrofobia. Por un breve instante inclusive pasó por mi mente que los marines debían comenzar a atacarse entre ellos, sólo para escuchar el sonido de disparos. 

 La armada de Al3X llegó en cosa de un instante hasta la orilla opuesta del mapa, sin encontrar cambio alguno, ni siquiera un muro que indicara que la planicie de concreto se había terminado, simplemente en un punto fueron incapaces de seguir avanzando.  Dio la vuelta, dirigiendo sus tropas hacía alguna otra de las esquinas, encontrando el mismo resultado. A donde quiera que su ejercito buscara, no había rastro de su oponente.

 En la absoluta oscuridad, sabiendo que no se encontraba, sin embargo, sólo. De alguna forma yo también me sentí amenazado en aquel instante por el abrumador vacío del mapa, por el misterioso jugador número 2 cuya presencia era innegable, pero imposible de percibir. Quise salir de la repetición, pensando que todo aquello no era más que un absurdo juego de sugestión, y me preguntaba porque el propio Al3X no simplemente abandonaba la partida; aquel no era un juego de liga eso era obvio, aquello simplemente no era normal, aún para un mapa personalizado no tenía ningún sentido, no había ningún objetivo, simplemente contemplar la soledad en la oscuridad…

SWARM: Enjoy the show.

 Apareció en pantalla unos segundos, escrito con aquellas letras corruptas. Me pareció que aquel jugador se dirigía a mí. Y entonces…

 Parece que tanto Al3X como yo lo percibimos. Un punto se había movilizado en el mapa, un punto que no era color azul. Moví la cámara para seguir la vista del Terran que era mi guía, y ver si el también lo había percibido. Efectivamente, Al3X movía la cámara y por consiguiente, su armada, hacía el punto donde había percibido movimiento, que era de hecho tan sólo unos centímetros  a la derecha.

 Antes de que la niebla de guerra revelara nada sin embargo, hubo un segundo movimiento a la derecha de la armada, apenas en el borde de lo perceptible dentro de la oscuridad, y sin embargo, esta ves, distinguible. Un changeling, un cambia formas, con su apariencia verdadera, acababa de arrastrarse alejándose de la armada. A pesar de haber estado tan cerca de los marines no había modificado su apariencia, y simplemente había huido lejos de ellos.

 Al3X movió su armada en búsqueda del cambia formas que recién había aparecido, cuando un segundo cambia formas se hizo presente en el lado opuesto de la niebla, sin siquiera darle tiempo de reaccionar, más cambia formas continuaron haciendo su aparición en la pantalla, deambulando en el límite de las tinieblas. EL APM de Swarm sin embargo, seguía en ceros, y en un punto el jugador terran simplemente se quedó congelado, observando como lo rodeaban los cambia formas. Intentó enviar a su armada a atacarlos más de una vez pero los marinos simplemente avanzaban hacía la niebla de guerra, sin hacer nada mas que mover el circulo en que los constantes cambiaformas los mantenían. Si aquí las cosas lucían extrañas, nada me preparaba para el punto siguiente.

 Con un grito inusualmente agudo, e inusualmente alto, que reconocí como una versión distorsionada del grito de cambiaformas cuando es destruido, uno de los marines en el borde de la masa ejecutó la animación mas vivida de muerte por fuego que eh visto, a la vez que en su lugar aparecía un nuevo cambiaformas, que con una velocidad que no correspondía a la unidad y se internaba en la niebla de guerra en una fracción de segundo. El cadáver del marine quedo en el suelo, sin embargo, muchos más segundos de los que deberían, repitiendo además una especie de espasmo animado, una convulsión involuntaria mientras su cuerpo calcinado se mantenía en pantalla. Mi mente no terminaba de asimilar lo que estaba viendo, cuando un segundo Marine corrió con la  misma suerte. Aquel grito agudo, y el soldado fue calcinado al instante sin ninguna razón aparente, mientras un nuevo y veloz cambiaformas negro se internaba en la oscuridad, y una oscura sospecha cruzaba por mi mente.

 Rápidamente fui dando click en cada uno de los marines, asegurándome de que no hubiera más cambiaformas ocultos entre ellos. Me di cuenta de que era inútil buscar distinción cuando uno de los marines cuya veracidad acababa de comprobar, ardió en llamas con el grito alienígeno y el extraño changeling escapó de él. Le siguió un merodeador, y de nuevo quise quitar la replay, pues la velocidad de la macabra repetición se estaba incrementando, volviéndose mas constante mientras unidades morían y regurgitaban a las babosas metamórficas  de forma más y más continua, hasta en un punto, envolver en un insoportable griterío mi computadora, mientras marines, merodeadores, e inclusive médicas, morían en llamas sin ninguna razón aparente,  liberando otro espía Zerg.

 Luego de aquel sonido de pesadilla, la máquina quedó en silencio mientras contemplábamos los cadáveres aún retorciéndose de lo que había sido la armada de Al3X. La oscuridad, la niebla de guerra, había cubierto inclusive la base, y tan sólo era visible aquello que iluminaban las llamas de lo que fue un ejercito.
  
 Mientras esta última animación aparecía una ultima vez, una serie de códigos comenzaron a aparecer en la pantalla, escritos como parte del chat de SWARM, pero apareciendo y desapareciendo a una velocidad que me impedía distinguirlos, había símbolos extraños intercalados entre ellos, y un par de letras similares a la corrupción del primer e-mail; palabras en un lenguaje desconocido; la pantalla se había vuelto negra desde el preciso instante en que la ultima ceniza de la armada de Al3X desapareció por lo que sentía que el otro jugador había desaparecido por completo y me encontraba sólo en aquella oscuridad, contemplando el lenguaje extraño que me hablaba exclusivamente a mí. Los símbolos que se colaban en mi mente, acelerando mi pulso, helando mi piel, corrompiendo mis pensamientos como si fueran un programa más de la máquina, y aquellos ojos negros como el vacío, negros perdidos y destruidos en la oscuridad de mi monitor, aquel reflejo innatural en la pantalla, contemplándome con las cuencas vacías aquel que debería ser mi rostro, y sin embargo, yo estaba completamente seguro de no estar sonriendo…

SWARM: GG – fueron las ultimas palabras que quedaron en la pantalla, al final de todo, en su propio renglón.

La pantalla emitió un súbito destello, cualquier rastro de código se borró, y la niebla se disipó en un segundo. Percibí por tan sólo unos segundos, lo que parecía ser una base Zerg, con edificios infestados similares a los de la campaña, y una gran cantidad de lo que parecían ser cadáveres de marines, pero con un modelo extraño, con posiciones y texturas que nunca había visto antes dentro del juego. La imagen duró apenas un parpadeo, cuando mi máquina emitió un extraño zumbido, la pantalla se apagó y el CPU emitió un zumbido similar al que hace una máquina a punto de colapsar. Temí que en verdad lo hiciera, pero la amenaza duró sólo unos segundos, antes de que apareciera el indicador de reinicio del sistema.

 La computadora cargó sin ningún problema, sin marcar errores o virus. De nuevo contemplaba mi fondo de pantalla, mi escritorio, y mis documentos. La repetición se había ido también, no quedaba rastro de ella en mi computadora, en mi historial, o después comprobé, en mi bandeja de correo. Era cómo si nada hubiera pasado. El único indicador de lo que había visto, era justamente la pantalla de carga de Starcraf 2. Cuando intenté abrir el juego, quedé bastante consternado, al notar que en la imagen de Jim Raynor que debe aparecer mientras el juego se inicia, Jim Raynor estaba ausente, dejando simplemente una armadura de Marino vacía, en cuya negrura del casco vacío, se reflejaba bastante bien mi habitación, y por consiguiente, yo mismo. No había otro rastro, y aunque el juego no parecía reaccionar de manera extraña, no eh querido arriesgarme a volver a abrirlo desde entonces.

 De alguna forma eh quedado involucrado en algo que nunca esperé ni desee. Por las noches me siento observado, y entre sueños vuelvo a ver esa última imagen del juego entre Al3X y SWARM, preguntándome por su significado, preguntándome que fue de aquellos dos jugadores, si estarán bien, si yo estaré bien. Por más que investigaba, no parecía haber ningún rastro si quiera similar al Overlord que me había contactado entre las redes del juego. Todo era cómo si hubiese sido un sueño extraño, y sin embargo; el casco vacío de mi juego me dice que no es así, que acabo de entrar en un asunto serio y pesado, del que quizás no pueda salir tan fácilmente, y del cuál no conozco ni una pequeña parte.

 Público esto para buscar casos similares, apoyo, y sobre todo, una explicación lógica. ¿Lo que vi fue una especie de Hack macabro? ¿Alguna broma? ¿Alguien más tiene un casco vacío mirándole al iniciar el juego? ¿Están Al3X y SWARM allá afuera?  Sólo quiero algunas respuestas, quedarme tranquilo con la explicación lógica que obviamente hay detrás de ello, reírme con los hackers, dejar de tener estas pesadillas, y seguir adelante. Poder regresar al juego (que dios, cómo lo extraño) sin tener esta incomprensible sensación, de permanente alerta.

Hairo Man, fuera.