miércoles, 23 de febrero de 2011

Nùmero 14

Poco hubo de inocente en él. Fue de los primeros que reconocieron las caracteristicas del antiguo mito, las pistas olvidadas en mis acciones.

Así que un día se apareció, valiente y gallardo en medio del bosque. Trazó con circulo ritual en mitad de un claro, colocó velas y comenzó celticas danzas. Yo observaba todo el halago, deleitada desde lejos entre las ramas. Finalmente, las palabras que exigian mi aparición entre niebla, destellos, rayos de luna y alas de seda.

"Hada rubía, y dama brillante, ven y sé mi duende elegido..."

El deseo resultó bastante simple, casi enternecedor, y definitivamente, un deseo por el cuál no sólo valía le pena ir en la busqueda de un hada mitologica de la cúal hacía siglos no se hablaba, sino que es el paso lógico a seguir.

sostuve su cabeza contra mi pecho, acariciando sus cabellos castaños, y secando sus lagrimas. baje mi rostro hasta la altura del suyo, quedando mi nariz pegada a la suya, nuestros ojos contemplandose profundamente.

- Pacto concedido... - murmuré mientras hundía mis colmillos en su cuello, absorviendo su vida, y todo su ser.

Y Fue silencio... por mucho tiempo
fue un silencio oscuro y expecante
previo a la primera respiración,
a la primera mirada.

Le tomó mucho tiempo llegar
al primer sonido. Antes fue viento
antes fue tierra, fue agua y fue fuego
Antes tuvo que ser roca y soportar
la furia del mar

Antes tuvo que ser gorrión,
dominar el viento, y finalmente
posarse en la rama más delicada
de un rosal.

Antes tuvo que ver a los ojos
a la muerte
y hacer su retorno a través
de una punta de graffito.

Antes tuvo que ser la espada
beber sangre, y encarnarse
en el vientre materno.

Para finalmente, irrumpir
en existencia con tan sólo dos
sílabas que rompieron el
silencio acomulado por eones.

"hola"

Y entonces vino la soledad
la terrible soledad
tener que morir de sed recorriendo
interminables desiertos de epidermis
junglas de cabello largo y lacío
batalla eternas contra hipnos
vigiladas por safiros azules,
esmeraldas verdes, etc...

Nunca sufres más
nunca estás mas vivo.

Y mientras exploras solitario
aquel cuerpo extraño y tan
ageno al tuyo, mientras
buscas el tesoro tan mentado
y sin embargo, jamás definido
jamás descrito con exactitud
jamás visto por ojos humanos

¿Valía la pena, pasar por aquellas
infinitas capas de palabras
y pensamientos macabros
y desconocidos, sólo para encontrarlo?

Y entonces, contacto...

el jardín de cerezos, la fuente de agua clara
el acceso al tesoro, la caverna de perlas
la ultima frontera, lo unico que queda de tí
aquella fuerza que te deshace al instante
si llegas a tocarla, a rozar tus labios con los
suyos
a cruzarte con ella, aventurera, que a su
vez buscaba por toda aquella jungla de
conceptos y miradas el tesoro prometido
y jamás imaginado.



Y entonces, el beso...

Pero, el poeta nunca pudo terminar el verso. No le alcanzó la sangre, era demasiado el esfuerzo de escribir una fracción de aquello que veía, y a la vez mantener el lazo con la mística Leanan. Esta terminó con la ultima gota de sangre, sabiendo que él todavía estaba contemplado aquello que había venido a buscar, y que deseaba ser lo ultimo que viera en su vida.

El frío cadaver se fue deslizando suave como seda por el cuerpo de la vampira, que se encontraba paralizada de placer, dejando fluir por su cuerpo el impulso orgásmico de electricidad que era aquella vida fundiendose en sus venas. Y por unos segundos, todo fue silencio, cómo en el principio de la visión, cómo cuando su madre la formaba en las flores del bosque. Aún el cuerpo inmortal no fue capaz de soportarlo más y soltó un grito de pasión. Que terminó por dejarla tumbada entre las hierbas del campo, respirando exhaltada, tan satisfecha cómo la primera noche...

- madre, madre, madre... - era lo único que podía decir, aunque ni ella sabía por qué.



A la mañana siguiente, con una especie de febril resaca, arrojó el cuerpo al lago, donde su querido dispondría de él. Transpapeló el poema escrito en sangre entre la tierra, y lo mandó con una pequeña nota a una dirección en la ciudad.

"El necesitaba saber que te amaba, necesitaba la definición propia del amor, para poder atrapar este sentimiento, y entregarte entonces el amor mismo. Lo logró, te lo aseguro... mientras su alma ascendía a lugares que nunca conoceré, destelló y te amo. En verdad te amo, cómo ninguna palabra, como ninguna idea, cómo ningún ser vivo es capaz abarcar"

Se retiró después de vuelta al bosque, tratando de controlar el temblor de las piernas causado por la resaca, sin capacidad o sin deseo de reflexionar demasiado.

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