martes, 8 de febrero de 2011

Hairo vs Nigerrousa parte 3 - FINAL?

Mundo 423…
No podía ser de otra maldita forma.

 En cuanto entré en la atmosfera del planeta la intoxicación se hizo completa. Mi cuerpo se desbordó de fuego gris, grité, desgarré mis ropas y me arrastré por el suelo como un gusano patético hasta sus pies, mientras las llamas se iban oscureciendo hasta volverse de un tono completamente negro. Me perdí absolutamente en ella, dejó de ser yo, y otra rosa negra floreció.

 Ella por supuesto, la levantó con delicadeza, beso sus labios y la mando a nunca sabré que mundo. Escupí groseramente para hacerme notar.

 - que falta de delicadeza… - dijo melancólicamente, sin dejar de mirar hacía el lugar donde había partido su retoño, acariciando aún al Chacal púrpura que retozaba abstraído por completo de si mismo, a su lado. Tan trastornado sobre su propio ser, que ni siquiera parecía sentir miedo a la persona que lo acariciaba, a pesar de ser la encarnación misma de todos los miedos.

 - Perdona que demuestre tan poco tacto. No eres precisamente lo que esperaba, y no me hace demasiada gracia que intentes consumirme…

Hizo una sonrisa torcida.

- y sin embargo, no hiciste gran cosa para salvarte…

- A diferencia de ti, procuro no interferir con mis ramificaciones.  Las consecuencias podrían ser terriblemente severas…

- … tampoco eres lo que esperaba.

 Se hizo unos minutos de silencio entre los dos seres absolutos, las dos personas que en su esencia abarcaban por completo toda la existencia, los dos viajeros dimensionales, los dos portadores del azar.

 - Tú no eres yo.

 - ni tu yo. Pero, planeo cambiar dentro de poco eso. – respondió Nigerrousa sin inmutarse.

 - ¿hay más?...

 - Ni idea. Para mí eres tan fascinante como lo soy yo para ti. En teoría, cualquiera puede lograr esto, pero eres el primero que encuentro. Quizás aquellos que puedan verlo todo, son cegados a aquellos que comparten su punto de vista.

- Y sin embargo, tú y yo nos encontramos…

De nuevo el silencio reinó entre los dos. Tan sólo se escuchaban los gémidos del mundo devastado por el miedo.

 - ¿estas segura de que no eres yo?  - preguntó Hairo rompiendo el silencio por primera vez, aún albergando la esperanza de que fuera alguna especie de nueva mutación extraña, que de alguna forma se volviera irreconocible.

- ¿es tan sorprendente? – Respondió Nigerrousa cínica, esta vez dándole la cara – tu y yo estamos tan cerca, que no nos podíamos ver el uno al otro, hasta que nuestro movimiento natural causó que la punta de nuestros dedos rozaran, y uno se diera cuenta del otro. – En un parpadeo, ella estaba a centímetros de su cuerpo – ¿no te parece fascinante?

De nuevo quedaron en silencio. Los brazos de Hairo comenzaron a levantarse, haciendo un ademán de querer colocarse en su cintura.

- Desiste de una vez… déjame en paz, ¿por qué haces todo eso?...

- ¿no es lógico? Eres fascinante, eres como yo, y por eso… te quiero mío. –poco a poco, su mirada iba adquiriendo ese brillo de demencia -  Imagínate todo lo que me extenderé, todo lo que podré hacer cuando te tenga mío. Finalmente, la existencia, alcanzará su utopía…

Hairo apareció junto al Chacal. Este recobró su color gris, y huyó despavorido, a cazar más miedos.

 - ¿y luego qué? Cuando todo sea tuyo, cuando todo seas tú… ¿Qué pasará entonces? Que proyecto tan más aburrido.

- tampoco es que sea del todo mi ambición. Es la naturaleza de la existencia, querer inclinarse hacía mí, incluso a ti te cuesta alejarte – respondió al borde de la risa – yo tan sólo insito el empujón final…

 - no somos del todo diferentes – continuó, reapareciendo sentada a su lado – pero, mientras tu intentas preservar, yo intento transformar… desde tu punto de vista, representamos la buena y la mala suerte… ¿no crees?

 Hairo sólo se mantuvo serio.

 - Si desaparezco ahora, no podrás volver a encontrarme… - fue lo único que respondió

- piénsalo, cómo dicen por allí, lo único que separa a un demente de una persona normal, es un mal día. Yo soy ese mal día, y a cómo yo lo veo, la demencia es el único estado correcto de la existencia.

- me encontrarás en mis ramas, al igual que yo a ti, pero vernos cara a cara, quizás sea algo imposible…

- y tu intentas preservar un estado ideal, un equilibrio, respetar las reglas cósmicas de causalidad, introduciendo en tu presencia un simple factor de recolección, y casualidad. Eres padrino indirecto de revoluciones, de tesoros encontrados, y de algunos villanos vencidos… eres buena suerte Hairo…

- y mientras me mantenga lejos de tu alcancé…
- ¡¿entonces qué?! ¿Desplegarás a tus ejércitos de Hairos contra mis indefensas rosas negras? ¿Será esta una batalla de dios contra el diablo, el bien contra el mal, disputándose el cosmos? ¿Quieres reducir nuestra relación a un cliché tan patético? Tampoco tu eres tan perfecto querido Hairo, nuestro poder absoluto reside justamente en que no somos absolutos, hay millones variantes posibles de los dos, algunas mucho menos inocentes que otras…

- ¡CALLA!


El silencio imperó entre ambos por momentos. Hairo a instantes del ataque, Nigerrousa al borde de las lágrimas.

- eres tan variante como yo, estas en igualdad a mí, y sin embargo no eres yo. ¿Puedes reprocharme el que te quiera? … sería tan hermoso, influenciar en el universo desde tantos ángulos diferentes, empujarlo con tantas formas hacía su estado puro, verdadero… libre…

 Los ojos de Hairo se volvieron a abrir ante esta palabra.

 - la libertad… es mucho más de lo que mencionas…

 - sabes que no es cierto…

 Hairo desapareció.

 Y, ek ihbak laktu re hi exoqtekgói, ok Hairo renupú i aki Kobeppuaqi

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