jueves, 22 de diciembre de 2011

Fuego

 Sacó el encendedor, que había quedado perdido entre pinturas, cartulinas y aerosoles. Ese encendedor con la catrina que me mira, en medio de Diego y de Frida. Mejor regalo de mis 20 años, artefactillo que al acercarse a un cigarro, me traía de vuelta a la realidad tan perdida, me despertaba en las mañanas, y emulaba una madurez que en realidad no poseía.

 Todavía prende perfectamente bien. Aunque no hay ningún Lucky en las cercanías.

 La ultima vez que hice girar su rueda, eructar su flama, fue en una en que me creí condenado a la soledad. Y a los pocos días te me apareciste y me quitaste mis fantasmas. Se me aparecieron todos, y fue tan raro no estar sólo. Fue tan raro tener tarea, tener novia, tener amigos. Amigos, palabra que se creía mitológica, pero que se han probado dignos de merecerla. El exilio se me va rompiendo, se me va cayendo como piel muerta, ya no sé que escribir. Sin tristeza a veces no soy nada...

 Estoy de vuelta en la vida, y a mis egos se les hace un poco raro. Pero lo agradezco

 Igual vendría bien un malboro, para celebrar...

 Y recuerdo los tiempos en que estaba sólo, recuerdo los incendios...

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