martes, 5 de julio de 2011

Hairo

- You have done some pretty serious shit tonight…

A pesar de no encontrarles ningún sentido, aquellos sonidos fueron semejantes a su cráneo estrellándose contra el suelo luego de una caída libre, una larga y altísima caída libre. O quizás como el llanto de un bebe al dar su primer respiro, como una luz cegadora en oscuridad infinita. Percibió sonido, cuando había dado por perdida toda expresión. Y no solo eso, percibió palabras (aunque no entendía lo que decían) cuando ni su propia conciencia se mantenía en filo. De más esta decir que cuando empezó a captar la luz, la sabana, su brazo, y otro murmullo, se colapsó.

Nunca sabría cuanto tiempo estuvo convaleciente. Unas horas, días, años… ya bastante esfuerzo le tomo recuperar una cierta percepción del tiempo, pero poco a poco, reconstruyo su memoria, sus ideas, su personalidad… a sí mismo. Hecho esto, nunca jamás podría recordar claramente lo que acababa de ocurrirle.

Luego de lo que bien pudo haber sido un siglo, se atrevió a abrir los ojos. Primero tuvo que asimilar la sorpresa de tener ojos de nuevo, por supuesto.

Se encontró tan solo con un cielo negro.

“Negro… recuerdo que es el negro… bonito color… “

Mientras se regodeaba en recordar un color tan elegante, una estela roja, similar a un cometa, surco de un lado a otro ese cielo, seguida unos segundos después, de estelas azules, verdes, rosas, incluso algunas grises como él. Una delicia para el desubicado y recientemente re-existente, viajero dimensional.

- ¿Dónde rayos estoy? – Se pregunto sin retirar una sonrisa babosa de su rostro. Su cuerpo era el mismo que cuando desapareció.

- estas en el ultimo mundo, “el borde del espejo” se le dice. Aquello que está justo antes de la nada, del todo – la voz se acercaba mas mientras hablaba. Era la misma voz que antes, y seguía siendo increíblemente familiar. - del absoluto – frente a él se arrodilló un hombre joven (¿30? Quizás) de cabello y ojos grises, con una larga gabardina gris, y barba mal rasurada – de la No-Existencia.

- no maméis… - murmuro Hairo, aun desubicado, al verse a sí mismo frente a él. El que creía su futuro yo, sonrió ligeramente, y se sentó en el suelo a su lado.

- Es un mundo hermoso, francamente. Como puedes ver y disfrutar, seguimos dentro de la comodidad del tiempo- espacio (distorsionados ya, pero seguimos), y el plano físico es tan ligero, y el espiritual tan palpable, que uno toma la forma más acorde a lo que realmente sea. La gente lo llega a ver en sueños, de hecho, el mar del inconsciente esta tan solo a… bueno, esta para halla – dijo, señalando un punto al norte.

Hairo solo volvió a sonreír, y a mirar al cielo. No había fuente de luz alguna, pero todo cuerpo podía verse con claridad. Ahora sabía que eran espíritus los que volaban como estelas sobre él.
- Did I burst myself into existence? – pregunto el Hairo convaleciente

El otro sonrió.

- Puedes interpretarlo así si quieres.

Cerró sus ojos. Su mente estaba demasiado nueva, dolía pensar en lo que proponía el otro Hairo. Sin embargo, la falta de información era peligrosa.

- ¿entonces como? … destruí mi origen, viaje en el tiempo, y destruí la posibilidad de que yo existiera. Debería estar allá arriba – dijo, señalando el cielo - ¿Cómo es que estoy “en el borde del espejo”? ¿Qué carajo es eso? …

- Viajar en el tiempo, no es tan complicado y catastrófico como te lo pintan. – Respondió - Aunque igual, lo que hiciste es bastante serio. Digamos que simplemente te salvaste por tener suficientes “respaldos de ti mismo”.

Hairo suspiró, y recargo su brazo en su frente.

- entonces… ¿eres un pedazo de alma que cobro vida, y vino a salvarme?

- la verdad eso es lo que eres tú para mí. Excepto por la parte de salvarme, más bien viniste a arriesgarme.

El Hairo joven le lanzo una mirada asesina.

- Ilústrame. ¿Qué soy? ¿Qué es el tiempo? ¿Qué es el espacio? ¿Quién eres tú? Y ¿Qué es lo que acabo de… no-ver?

Su futuro yo sé levanto del suelo, y miro a la distancia.

- es un tema complicado

- tengo todo el tiempo del mundo… casi literalmente.

Ambos sonrieron.

- Comenzare con las presentaciones, pues es lo más primordial, ya que me volverás a ver. Como ya sospechas, yo soy tú, pero no como tú lo imaginas, no soy un yo “futuro” porque aquí estoy, en este presente. Soy un yo, con todas tus probabilidades resueltas y conclusas, un yo con todo su potencial realizado, un yo absoluto.

La mirada de Hairo pequeño solo mostró confusión. Otra vez el Hairo “Absoluto” se río. El gesto empezaba a ser perturbador.

- En el momento en que te diste cuenta que el tiempo y el espacio son lo mismo, y que pueden ser doblados a voluntad, cumpliste la única condición que faltaba para mi existencia. En un punto tu, y los que nacerán de ti, habrán enlazado cada una de las caras de este multiuniverso. Todo tiempo y todo espacio estarán abarcados por la llama gris, por el alma del ente conocido como Hairo; Hairo se fusionara con todas las realidades. La simple posibilidad de que esto pueda ocurrir, es suficiente para que se cumpla y me engendre a mí: el Hairo fusionado con todo el universo, un Hairo que existe desde antes de que Hairo exista, y que por tanto, puede negar tu no existencia, es decir… jalarte de vuelta a los mundos…

El Hairo más joven se quedó unos minutos intentando masticar la nueva información. Si el tenía la minima posibilidad de cubrir el absoluto, entonces, simplemente por ello, ¿lo haría?... Una profecía que se cumple a si misma.

- Thats some Deep. shit my friend… - fue lo poco que alcanzó a responderle. Frente a él estaba un ser que representaba cada lugar y cada espacio en el mundo. Cada partícula, cada galaxia y cada corazón. Era algo que él, el viajero dimensional que enlazaba los mundos con las llamas de su alma, era capaz de lograr. O mejor dicho, aquel ser absoluto frente a él, era el mismo, habiéndolo logrado. Y como aquel ser estaba en cualquier momento y lugar, perfectamente podía estar allí, aún antes de que él hubiera terminado de convertirse en él.

“sólo hace falta la posibilidad de que exista… en verdad, es lo más cercano a un verdadero dios. Y soy yo…”

El absoluto, y el Hairo pequeño, ahora sólo una de las muchas posibilidades del otro, quedaron unos minutos en silencio, disfrutando el borde del espejo y su ausencia de temperatura. El Hairo Absoluto había dicho bien, el Tiempo y el Espacio eran cómodos. Poco recordaba de lo que había del otro lado, de la no existencia, las cosas que están afuera de todo tiempo y el espacio. No era algo capaz de mantener dentro del cerebro. El Hairo Absoluto debía pensar lo mismo, pues ni siquiera él debía de ser capaz de alcanzar aquel otro lado y volver. Todo lo que entraba allí, simplemente dejaba de ser.

- ¿Qué hay sobre mamá? ¿Papá? … ¿ellas? - preguntó el Hairo pequeño eventualmente.

- Aquel mundo no colapsó; todo está como si nunca hubieras existido, literalmente. La verdad fue un logro que te sumergieras brevemente en el vacío. Tu historia en aquel mundo donde todo comenzó, donde naciste humano, y a donde cualquier enemigo podría atacar de querer destruirme, ha sido erradicada. No lograste negar la existencia de Hairo en tu pequeña aventura contra el tiempo; pero lo privaste de un origen. Ahora en verdad somos errantes, y absolutos.

- good… thats good…

- ¿no tienes miedo? … estas por completo a la deriva.

- era el punto, ¿no?

- es bueno saber que lo entiendes. Pero igual tienes miedo.

No supo responder.

- ya se pasará…

Otra vez quedó en silencio. Empezaba a aceptar a aquel Hairo mayor como él mismo, como otra parte de su alma que accidentalmente cobró vida. Aunque esta vez, el retoño vendría a ser él. La antipatía de unos instantes atrás se relajó en el silencio que su versión absoluta permitía.

- ¿cómo es el fin?... ¿dónde termina el multiuniverso? – le preguntó el Hairo joven

- no veas los mundos como simples líneas que avanzan y en un punto se cortan. Me extraña de ti.

- ¿Qué son entonces? ¿Esferas individuales flotando en el vacío, sin inicio ni final?

- tampoco del todo. Si bien es cierto, que el multiuniverso flota en el vacío, no se mantiene sin interactuar con este. Cosas emergen y regresan al vacío constantemente. La existencia misma, emergió de vacío condesado. El multiuniverso, los múltiples aquí y ahora, son como un enorme árbol de hielo flotando en el agua; con piezas descongelándose y recongelándose constantemente. Ramas creciendo, mundos engendrando otros a cada segundo, posibilidades mínimas desencadenando realidades por completo diferentes; efectos mariposa aquí y allá. Y yo soy uno con ese árbol de hielo.

Aunque algo de razón tienes, en cada rama, quizás habría una esfera, un caleidoscopio, hecho por muchísimas capas traslucidas súper puestas, ayer, hoy, muerto y vivo mezclándose imperceptiblemente para formar una hermosa imagen final. Con la cuál yo estaría fusionado…

- Con el cuál, al final, todos los Hairos estaríamos conectados.

- somos agentes de suerte, de azar, viento bueno imperceptible, impersonal, personaje vital que sin embargo no aparece en la historia. Viajar, ver, vivir, conocer y reconocer. Es nuestro único deber con este poder absoluto, mantenernos como grises viajeros en constante movimiento. Somos lo más cercano a dios y una corte de angeles; y por lo mismo, no tenemos poder para hacer nada...

- debería irme ya...

- de otra forma no serías Hairo.

- ¿cuantas veces más te veré?

- Yo soy tu, nunca estarás lejos.

- ¿habrá un final?

- Hay preguntas sin respuesta

- Adiós entonces...

- hasta la próxima posibilidad...

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