Existe el mundo de los sueños. El mundo dominado por la luna, las tierras que no son reales; halla donde los recuerdos son tangibles, donde no existe el yo. El punto en que la mente se pierde y se deshace en si misma, y deja de necesitar un cuerpo.
Ese es el otro lado del espejo. Ese es el país de las maravillas, el maravilloso e inalcanzable más halla de donde nunca se regresa. El borde de la existencia para Hairo, el inconsciente colectivo para los metafísicos, la vida después de la muerte para los religiosos, el instinto más profundo y primordial para los estudiosos.
El borde del espejo es la ante sala directa al otro lado. Es el limbo entre estar despierto y no despertar jamás. Es el punto hipnótico donde no existen máscaras, donde sólo el alma es capaz de llegar, pero no termina de perderse a si misma. Allí donde en verdad sabes quién eres, el punto neurótico donde se confunde el alma con el cuerpo, dejándote confuso e indefenso a tu verdadera forma; entre la elección de seguir avanzando y no despertar jamás, o retroceder y abandonar todo sueño.
Los seres que pululan por el borde del espejo son sumamente diversos debido a la misma naturaleza del lugar. Idealistas perdidos, viajeros desubicados, bestias terribles, razas apocalípticas, mancuspias, licantropos, fantasmas, recuerdos, cronopios, etc. Inclusive las versiones absolutas de Hairo y Nigerrousa suelen elegir este, el ultimo mundo, como base de operaciones provisional.
Los escritos que provienen de aquí suelen encerrar grandes verdades que no han sido terminadas de traducir, dolorosas revelaciones, las mas grandes guerras épicas,los personajes más memorables, o las mas afanosas búsquedas de significado (sin completo resultado, aunque gran y frustrante avance. El borde del espejo puede ser un lugar tan abominable, como hermoso.
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