sábado, 11 de febrero de 2012

Segundo cigarrillo del día, tercero (¿o cuarto?) del año. Aún recuerdo los días, no tan lejanos quizás; en que un cuarto de cajetilla en una tarde no era cosa tan rara. Al final todo es efímero, al final todo pasa... este cigarro se consume, la lluvia se seca, mi propia vida, mi propio tiempo, los amores, las ideas.

¿Quién decía eso?... ¿Quien afirmaba que no existe cosa eterna? ¿quién habló de muertes circulares? ¿y quién le contradijo? ¿pasó todo aquello alguna vez?

Lleno estas páginas como un grito al vacío, afán ingenuo de afirmarme a mi mismo, de afianzarme y salvarme. pese al pleno conocimiento de que también son vanas y efímeras, de que basta nada para que desaparezcan, y de que no hay persona que retenga todas en la memoria; y que morirán junto a mi ser; se dispersaran en el vacío paralelamente a mi recuerdo.

No estoy acostumbrado a esperar una disculpa , quizás estoy más acostumbrado a ser yo el torpe 'jo de puta que tiene que darla, o quizás conozco demasiado bien a las personas. Y sin embargo, elegí seguir tu consejo, y la esperé. Ahora otra persona se desvanece de mi vida.

¿Cuántas van ya?

No tengo miedo, dice el tirano niño interno, no tengo miedo a la soledad. No es sorpresa y no hay reencor que al final tan difuso ser sea abandonado. Que al final ahuyentemos a todos, que al final todos se vayan, si así a de ser, pues que simplemente lo sea, que al cabo es la consecuencia y marca mas vivida de nuestra presencia y nuestros actos. Seguimos sin soportar responder ante otros, cargar en nuestras espaldas la fragilidad de otra persona, suprimir demonios, y parecer una persona. La soledad se vuelve fortaleza y templanza...

Y todos se irán, todos desaparecerán en la niebla. Dejándome en mis prisiones de huesos donde soy soberano.

 Una vez leí, que al morir pasas a una sala de espera, una especie de limbo donde aguardas, hasta que tu ultimo recuerdo sobre la tierra desaparezca. En esos momentos estas vivo meramente por acto del pensamiento de aquellas personas vivas que no te olvidan. Te encuentras incapaz de desaparecer, de hablar o ejercer acción alguna, toda tu existencia, todo lo que te define, es determinado por ideas ajenas, quedas en manos de la historia, sin voluntad propia ni capacidad para meter las manos. Vez tus palabras idealizadas o trasquiversadas, vez toda tu existencia reducida a tan sólo una anécdota paródica, o te transforman en un completo villano de caricatura. Hay en este limbo, tantos personajes memorables sufriendo la condena de vivir en otras mentes que no son las suyas... Así al menos sé, que mi condena en este limbo, no será en absoluto larga, después de mi muerte, seguiré igual de sólo que como aprendí a vivir.
/Mentira

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