Me sentía aislada...
Había tanta gente a mi alrededor, viviendo exclusivamente para mi, procurando mi placentera existencia, alejándome de todo mal, toda perturbación exterior, dándome todo aquello que deseara con apenas pensarlo...
Me sentía tan sola y tan aislada...
Se me encargó llevar en mis manos la salvación de un mundo entero, se me transformó en guía espiritual, bastión y ultima esperanza de una decadente sociedad angelical. Mientras yo me mantuviera pura, mantendrían ellos una razón de su existencia, un permiso para ser.
Y por tanto se me concedió todo, se me alejó de dolores y de necesidades. Mientras la virgen se mantuviera inmaculada en la esfera el mundo estaría en paz. Era una gran responsabilidad y me sentía tan ajena a ella, a ella y a todo...
Hasta que te me apareciste tu. Como en tantas otras historias análogas y paralelas, fuiste tu quién creaste a tu más temible nemesis, y a tu más leal amante...
Hairo...
Por qué verás, hay una falla primordial en tu entera razón de ser. Que tu promueves la libertad y la aventura, que vas llevando la buena suerte en todo mundo, y el correcto avance de una historia, a si te sea ajena a ti...
Cuando llegas a una utopía, cuando llegas a un mundo que se encuentra estático en la paz, y sin embargo intentas promover cambio, intentas promover libertad en el... naturalmente acabas rompiéndolo, de una forma que no podrás reparar...
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