sábado, 21 de mayo de 2011

Caos

¿No sería lo más bonito del mundo? la mesa de 0.5 x 0.5 que representa la  única barrera entre mi persona y la noche tiembla unos cuantos centimetros en su lugar, y al levantarme para volverla a poner en su lugar emergue de las tinieblas con un golpe violento y un impacto drámatico un zombi/Chtulu/Slenderman/Pakistanies/Aliens/TúMamá/Jesucristo/UnTornado/Belzebú Indicador inéquivoco de que la hora ah llegado, Las Valkyrias del Ragnarok dan suministro a los jinetes del apocalipsis que enfrentan a los dioses antiguos, y el mundo halla afuera esta exhalando su ultimo suspiro, deídades decrepitas pusieron fecha hace eones para el día en que este proyectito llamado humanidad dejaría de ser redituable y sería descartado y aquella fecha finalmente se hace presente. Se libra una batalla final, caen las máscaras y finalmente todos somos liberados del trabajo, de inhibiciones, de cordura y de resentimientos para sucumbir en un simple dolor eterno. Mantengo la certeza de que luego de un tiempo se empezarán a construir condominios en el infierno y pasarpa a ser una segunda tierra sólo que con climas más extremos, pero no abordemos el tema ahora. Mantengamonos en la dicha del final abrupto, del rico "vete a la chingada" que le diera una hipotética fuerza superior a la humanidad (vamos, ¿a poco no se siente rico terminar la plática con un necio con un "vete a la chingada" y listo? Imaginense hacerlo a nivél divino)

 Sería la cosa más hermosa del mundo, emerguerían heroes y villanos como en los mejores y más babosos cuentos de Hadas, los escepticos maldecirían y los creyentes se mofarían mientras que ellos también arden. Todo arde sin advertencia previa más que unos simbolos antiguos, todas las historias finalizan en un desenlace común que nada tiene que ver con sus personajes. Alan Moore estaría orgulloso.

 Simplemente un fin, tan inconsciso cómo definitivo. Sin segundas partes...

 Pero hace mucho me di cuenta que la humanidad se va a morir de vieja y de cascarrabias, morirá dormida, sóla, apestosa y manchada por su propia mierda. Queridisima eso sí, y se le llorará hasta más no poder. Se recordarán las rabietas que hacía cuando no se podía adaptar a las nuevas cosas y hablará de cuando ella era joven y el Dodo existía, pero no se andaban con mariconerías ecologistas. Se hablará de ella con un cariño consiliador que lo tachará de comedía.
 Morirá sóla y en los paramos, tal cómo nacío, recordando glorias y desperdicios, morirá en paz en su cama, durmiendo sin saber que no despertará otra vez, quejandose de lo mala que es la comida actual.

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