jueves, 9 de diciembre de 2010

The Hosekiten its Open!!!



(callen un rato lo que sea que estè en el reproductor, y reproduzcan esta canciòn!)

Por supuesto que las noticias anunciaban invaciòn Zerg para el dìa de hoy, y ya màs de un drone habìa intentado colarse por la chimenea creyendolo un geiser de gas Vespeno; pero sabìa que una vez que fuera desplegado el Gurren Laggan (cosa evidente a ocurrir en cuanto aparecieran los primeros mutaliscos) seria una tarde bastante rutinaria para ir a pasear.

Ranpuraa, el Pokèmon fantasma-fuego al que llamè Suigintou, y que tenìa ciertas tendencias piromaniacas, emerguiò de su pokebola nada mas verme poner la bufanda. Tal vez era cierto, estaba un poco nostalgico, una dulce melancolìa. Suigintou debiò notarlo, porque no se la pasò siguiendome. Tal vez solo se le hizo mas entretenido coquetearle a las lamparas de la calle, era ese tipo de pokèmon.

En la calle lo usual, nieve entre las palmeras, frio, transito. No eran ni siquiera las 12 y ya estaba una mancuspia frente al puesto de tacos "de la banda dil dunas", claro indicio del tipo de localucho que era aquel. Y sin embargo, los de pastor tenìan lo suyo.

Frente al puesto algunos folletos de propaganda polìtica. Por osciosidad tomè uno distraidamente mientras colocaba audifonos en mis oìdos, y una conocida canciòn comenzò a sonar. Las ideas del panfleto en cuestion no eran del todo malas, y bien podrìan traer algunos necesarios cambios. En esto pensaba cuando me sentì observado repentinamente, y un escalofrìo recorriò mi espina, por lo cuàl voltee alarmado.

Habìa una muñeca mirando por la ventana del edificio de enfrente, pero no era a mi a quien miraba, sino a la muerte que se encontraba hecha girones en el asfalto. Por un momento pense que era ella quien me habìa causado exhaltaciòn, pero no me miraba a mi, sino a un carruaje (su carruaje) que se alejaba a lo lejos. Tercera vez en la semana que le asaltaban, se habìa vuelto objeto de burla en el vecindario, y si no fuera por el buen sueldo de su trabajo probablemente me la cruzarìa en el microbus. Alguien debia hacer algo con todos los poetas que insistian en mofarse de ella, un motociclista que pasaba en una calle perpendicular tambièn miraba desaprobatoriamente la escena, quizàs pensando lo mismo que yo. Me senti a la vez reconfortado por saber que en el duelo hay cierto honor, y el kitsune durmiendo sonriente al cruzar la calle terminò de hacer que me olvidara de la muerte. A la pobre siempre se le trata asì.

hize a un lado la bola Smash que flotò cerca de mi cara, mientras escuchaba a lo lejos lo que quedaba de la batalla entre los Zergs y el Gurren Laggan. Los niños volaban y Mario habia amanecido inusualmente pixeleado, por lo que daba gracia verlo ir de aquì para hallà. Era un bonito dìa para pasear,a pesar de que quizàs nunca sepa quien me observaba, de que quizàs nadie nunca respete a la muerte, de que quizàs quizàs algùn dìa acepte el ofrecimiento del inamovible poster de reclutamiento de los linterna verde, oculto ya tras otra propaganda irrelevante.

-Irrelevante - repetì, sintiendo que en verdad todo aquello se sentìa tan sòlo como otro divague irrelevante que me acompañaba al cruzar la ciudad,que quizàs siempre estuviera sumida en sus problemas, decadencia, y aburridas rutinas. Aquellas observaciones eran un bonito divague irrelevante.

- pero estos pensamientos, que ah nadie hacen falta, son mis propias joyas valiosas en un mundo tan comùn - me dije a mi mismo; sabiendo a la perfecciòn, que una vez que Hairo a dejado el fuego de su alma en un lugar, este nunca se moverìa. Y aunque Hairo esta viajando por quien sabe que mundo ahora, tambièn yo soy Hairo. Y estas vistas cotidianas, bien podìan ser mis joyas de mil mundos.

Si Dali inspirò a Arika para abrir una tienda de joyas, ¿porque yo no podìa ser inspirado de la misma manera? y que tan valiosa buena costumbre se siguiera transmitiendo de creador en creador. No era una mala idea, abrir una tienda, un muestrario, de aquellas inusuales y rutinarias joyas...

Con este pensamiento en mente, volvì a mi caminata, a mi mùsica, y al interesante folleto. Quizàs votara por esta persona el año que viene.

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